Opinión

REFLEXIONES DEL PASTOR | Fratelli tutti : “Mirada general a la llamada del Papa Francisco” (II)

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Continuamos hoy nuestra reflexión de esa magnífica encíclica del Papa Francisco “Fratelli Tutti”. Como dijimos en el artículo anterior, este primer capítulo de dicha carta nos presenta las sombras que encontramos en un mundo tan cerrado como el que vivimos.

Y entre estas sombras vemos como sectores de la humanidad son considerados sacrificables en beneficio de otro sector que piensa que son dignos de vivir sin ningún límite. Consecuencia de lo anterior, es el criterio que algunas personas y sociedades tienen de que el despilfarrar es algo normal. Y uno de los más vergonzosos despilfarros es el de los alimentos.

Otra de estas consecuencias es el considerar que algunas personas no son útiles o no productivos y, por lo tanto, hay que descartarlos. Es lo que el Santo Padre llama la “cultura del descarte” (FT 18). No son útiles los niños no nacidos y abortados; no son útiles los ancianos y enfermos terminales y hay que aplicar la eutanasia. Otras de estas sombras son: la desigualdad de derechos “En el mundo de hoy persisten numerosas formas de injusticia, nutridas por visiones antropológicas reductivas y por un modelo económico basado en las ganancias, que no duda en explotar, descartar e incluso matar al hombre. Mientras una parte de la humanidad vive en opulencia, otra parte ve su propia dignidad desconocida, despreciada o pisoteada y sus derechos fundamentales ignorados o violados»[19]. ¿Qué dice esto acerca de la igualdad de derechos fundada en la misma dignidad humana?” (FT 22).

Hay también nuevas formas de esclavitud (FT 24) que siguen vigentes: “todavía hay millones de personas —niños, hombres y mujeres de todas las edades— privados de su libertad y obligados a vivir en condiciones similares a la esclavitud.”

El Papa Francisco en el # 25 vuelve a utilizar una expresión que ya había utilizado en otras oportunidades: Vivimos una “tercera guerra mundial en etapas” (FT 25).Por lo tanto, no hay horizontes que nos congreguen “porque en toda guerra lo que aparece en ruinas es «el mismo proyecto de fraternidad, inscrito en la vocación de la familia humana», por lo que «cualquier situación de amenaza alimenta la desconfianza y el repliegue» (FT 26). Por esto, reaparecen conflictos y miedos que se expresan en la creación de muros para evitar el encuentro (FT 27).

El Papa reconoce que hay “avances positivos que se dieron en la ciencia, la tecnología, la medicina, la industria y el bienestar, sobre todo en los países desarrollados”, pero, al mismo tiempo hay un deterioro de la ética y un debilitamiento de los valores espirituales y del sentido de responsabilidad y todo esto contribuye a que crezca la sensación de frustración, soledad y desesperación (FT 29).

La indiferencia cómoda, fría y globalizada nos lleva a ser víctimas del engaño de creer que somos todopoderosos y de olvidar que estamos en la misma barca (FT 30). La ausencia de humanidad se expresa con claridad en las fronteras, ante la realidad de miles que escapan de la guerra, la persecución, las catástrofes naturales y la búsqueda de oportunidades para ellos y sus familias; al mismo tiempo, los regímenes políticos buscan evitar a toda costa la llegada de personas migrantes (FT 37). Los migrantes son considerados no suficientemente dignos (FT 39). Esta sombra, por cierto, la estamos viviendo en carne propia con nuestro sufrido pueblo venezolano.

Ante todo lo anterior, tenemos la tentación del aislamiento y la cerrazón en uno mismo o en los propios intereses; esto jamás será el camino para devolver esperanza y obrar una renovación. El camino es la cercanía y la cultura del encuentro (FT 30).

La pandemia del COVID-19, nos dice el Papa, ha dejado al descubierto que tenemos una pertenencia de hermanos (FT 32) y estamos llamados a repensar nuestros modo de vida, relaciones, organización de nuestras sociedades y sobre todo nuestra existencia (FT 33).

Gracias a los adelantos en el mundo de la tecnología, tenemos la ilusión de estar más comunicados, parece que se acortan las distancias al grado que deja de existir el derecho a la intimidad. En el mundo digital, el respeto al otro se hace pedazos, se nos permite ignorar, mantenernos lejos e invadir su vida sin pudor (FT 42). De entre las sombras surgen movimientos digitales de odio y destrucción (FT 43), se vive la agresividad sin pudor (FT 44) y proliferan la mentira y la manipulación; los fanatismos destructivos son protagonizados incluso por personas religiosas y medios católicos (FT 46).

Como hemos podido ver el Santo Padre hace un gran recorrido por todas aquellas sombras que encontramos y estamos viviendo en nuestro mundo de hoy. Sin embargo, al final de este capítulo se hace eco de tantos caminos de esperanza que también encontramos a nuestro alrededor.

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