Opinión

El muerto en la hamaca verde

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Dr. Ernesto Faengo Perez

Mi padre, Francisco Perez, conocido como Chico Perez, Cotonche o doble cuatro, para nosotros, Pachito, acostumbraba dormir en una hamaca tejida con hilo verde, que colgaba en el centro de la sala, muchas veces se despertaba proliferando una serie de malas palabras en voz alta, sacudiendo la hamaca y regañando a alguien, pasado unos minutos volvía la calma, seguíamos nuestro sueño y el día siguiente Machita nos comentaba- anoche a “Chico”, es decir, a Pachito -, le llegó un “muerto”

Desde niño oí muchos comentarios entre gente adulta, sobre los denominados, aparecidos o muertos, en mi casa se repetían situaciones dramáticas con los fulanos “espantos” que asediaban a mi padre. Siempre he sido reacio a admitir que, “los muertos salen” o, que en verdad alguien dotado de poderes extrasensoriales pueda comunicarse con ellos, dudo de los rituales espiritistas, creo profundamente en Dios, pero no comparto muchas teorías y planteamientos filosóficos religiosos relacionados con una nueva existencia misteriosa que regresa en forma indeterminada al ser humano al espacio de los seres vivos, después que la vida terrenal termina.

El jueves de la semana pasada cerca de las 10 de la noche me dispuse a leer un libro de historia en una hamaca, el mejor espacio para leer, disfrutando tranquilidad y relajación, cerca de las media noche apagué la luz y me quedé dormido, de repente sentí una sensación de ahogo, una cosa extraña estaba encima de mi cuerpo, desesperado sentía algo que me impedía moverme, trataba de hablar y no me salían las palabras, mi mente funcionaba, pero el resto de mi cuerpo estaba paralizado, fueron unos segundos que me parecían un siglo, no sé como, pero ese algo extraño desapareció, recobré el sentido, pude movilizarme y hablar, me levanté violentamente de la hamaca, prendí la luz, y solo me vino a la mente las escenas de mi padre en aquella otra hamaca, y concluí, es verdad, me llegó un muerto, pero quien era, no vi fantasma, nadie me habló , tampoco vi imagen de algún difunto conocido 

Busqué información del caso y pude entender, según los neurólogos, lo que me había pasado, no tenía nada de espiritual, ni del otro mundo, no fue ningún muerto, había sufrido una   “parálisis del sueño”, la función motora voluntaria de mi cuerpo se encontraba bajo el efecto del sueño MOR, que es una de las fases que caracterizan nuestro ciclo vigilia-sueño. En el sueño MOR hay una estructura a nivel del cerebro que se encarga de paralizar los músculos voluntarios, mientras la actividad de la corteza cerebral se encuentra activa,  experimentamos una extraña sensación, un peso que se nos encima y parecemos asfixiados, sin habla y paralizados, trastorno que se caracteriza en personas que presentan problemas para dormir, somnolencia, ansiedad, depresión, comer demasiado y muy tarde en la noche, trabajos nocturnos, si además duermen boca arriba, aumenta los factores de riesgo, los especialistas sugieren despejar las ansiedades y dormir de lado.

 No fue un “espanto”, tampoco un “muerto” es un trastorno del sueño, le pasó a mi padre, a mucha gente que tiene factores incidentes y a mí. Controlaré ansiedades y preocupaciones, dormiré de lado, para que no vuelva a sucederme, aunque algunos sigan creyendo, que los muertos salen y los espantos existen