Opinión

Ecos de occidente

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Anunciando la llegada de mayo en Dabajuro

Hoy hacen falta los megáfonos del Cine Bolivar de nuestro pueblo para contarles a todos que ya es mayo del 2020. Tampoco podemos hacer sonar las campanas de la iglesia porque se partieron. Luego tendré la oportunidad de contar qué era éste sistema de comunicación a través de éste medio, siendo oportuno manifestar a titulo personal la gratitud hacia el equipo de La Mañana por tomar en cuenta a las comunidades del occidente falconiano al otorgarle un espacio para interpretar y difundir las vivencias que desde Dabajuro podamos compartir bajo la libertad, espero, del necesario ejercicio del  periodismo de opinión.

Retomando el hecho de amanecer bajo el sol del primer día de mayo y recordar todo lo que este mes representa para nuestras tierras obedece a lo que parece una pérdida temporal de la noción del tiempo. Son muchas cosas a la vez. Cada ocupación o preocupación nos distrae con más fuerza de la relación espacio-tiempo. Cuando era niña, a finales de 1980, ya estaban listos los poemas para el mes de mayo y que iban a ser leídos previo a los honores cívicos a nuestros símbolos patrios en nuestras escuelas. Hablaban de flores, primavera, nacimientos y esperanza.

Desde Dabajuro y mirando el horizonte hacia Bariro se asoman los araguaney. Es uno de los tonos amarillos más hermosos del mundo entero. Este año quizás no podamos ir a ver araguaneyes. Hoy los hechos nos hacen desviar la mirada de ese horizonte y centrarnos en una realidad tan diferente. Es un #quedateencasa que replica #cómomequedoencasa.

Conscientes somos de una pandemia que tomó por sorpresa hasta a los sistemas de salud del llamado primer mundo. Sabemos de prevención, pero no qué hacer a ciencia cierta si llega a tocar nuestras puertas. Sabemos de tapabocas pero no cuántos médicos tienen insumos de protección. Sabemos de lavarnos las manos pero no si hay agua en los centros hospitalarios que atenderían a los posibles y, quiera Dios, nunca existentes casos. No sabemos nada del capítulo siguiente.

El otrora feliz y esperado  anuncio de cada primer dia de mayo para los trabajadores del país es ahora una plegaria para que no haya cambios. En la escuela de ensayos y errores todos en el país perecemos expertos en economía. Hablamos casi con prioridad de términos impensables dominar en estratos más desfavorecidos de la población hace unos 5 años: hiperinflación, desabastecimiento, cese de producción, materias primas, dolarización, entre tantos del dominio de “los que saben de eso”.

También aprendimos con lágrimas lo que nos perdimos de aquellas clases básicas sobre movimiento poblacional; ni siquiera sabía que podíamos llegar a pie a Colombia, Ecuador, Perú o Chile, por ejemplo. Estrenamos recientemente nuevos términos que vienen a enriquecer nuestro hablar: connacionales.

Impensable llegar a un mes de mayo sin visitar los pueblos y caseríos de nuestra zona donde por tradición se celebra La Cruz de Mayo, como en Las Cruces, cerca de Casigua. Y es que los pocos que tienen carros funcionables, de paso,  ahora no tenemos gasolina; claro también estamos en cuarentena, aislamiento social, distanciamiento o cualquier otro término también novedoso para indicar que no podemos deambular porque, de verdad “verdaíta” un virus que no vemos nos puede matar.

Es mayo: mes de las madres, de los Rosarios de Mayo, de repartir la primera cosecha entre los necesitados. El regalo más significativo para una madre en estas circunstancias es el abrazo de sus hijos, lo que por una u otra causa tendrá que posponerse para muchas. Los católicos rezaremos en casa seguramente algún Ave María.

La cosecha que se repartía se cambió este año por la distribución gratuita de leche de vaca para las familias de Dabajuro por parte del gremio ganadero, ya que no pueden transportar los lácteos desde sus unidades de producción ni convertirlos en derivados para la venta en el volumen acostumbrado según la demanda. Repartirla rápidamente para evitar se dañe y ayudar en algo a las familias que en estas condiciones luchan sin fuerzas para el sustento diario.

Los padres nos convertimos en maestros improvisados. Una nueva medida de control de precios ha hecho reaparecer las colas en los pocos comercios que tambalean de pie. Desplegada la Sundde en el municipio Dabajuro podemos vislumbrar el destino cercano del sector comercial; por cierto, apuntar que somos el centro de abastecimiento de productos y servicios más importante para todos los municipios de la zona occidental.

Jocosamente se le ha advertido a los usuarios de las redes sociales “cuidao con poner mayo sorprendenos” o “al que ponga mayo ¿qué nos traes? lo bloqueamos”. Todo está literalmente revolucionado, estamos inventando y reinventando todo como un software. Yo solo deseo que mayo sea el mayo que conocí. Hasta soñé que era mayo: mayo del de antes. Espero ver un araguaney con mis hijos hasta enamorarnos de su majestuosidad para que sea uno de los recuerdos más bonito de este año tan extraño pero tan real.  Del anecdotario de mis recuerdos en frases populares: “Mayo florido, flor en el olivo y granados los trigos” y “primer día de mayo, corre el lobo y el verano”.

¡Que sea un buen mayo!

Por Lourdes Díaz Güerere

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