Desde la Península de la Amistad
El agradecimiento
Empecemos por decir: Primero, es lo primero y lo primero… es que al despertar en cada amanecer agradecerle a Dios, por el nuevo día que nos está regalando y por haber abiertos los ojos, cuando sabemos que muchas personas no los pudieron abrir e incluso, personas que llegaron a esté mundo, después de nosotros, ya se fueron.
El agradecimiento, es un sentimiento de gratitud que exteriorizamos, por haber recibido de alguien una ayuda y, sobretodo, cuando nos encontramos en situaciones adversas.
Debemos decir que cuando alguien nos ayuda, hay que agradecerlo de una u otra forma, sobre todo con esa palabra tan bella: “Gracias”. Pero, hay que agradecerlo, porque de no ser así, seríamos un tanto descortéso como dicen en la escuela los maestros: “Esa persona o ese alumno, sí es mal educado”. Y, si recordamos a nuestros padres y abuelos, ellos acostumbraban decir, a las personas que tenían un perfil negativo: “Al mal agradecido se le olvida quien lo ayudó, pero algún día, la miseria le refrescará la cabeza”. Eso es innegable.
En mi muy humilde opinión, quiero expresar: que después de una reflexión sobre el agradecimiento, llegué a la conclusión, de qué manera no vamos a ser agradecidos, cuando gracias a mucha gente seguimos con vida y disfrutamos los momentos actuales. Además, la gratitud, tiene efectos de bienestar, tanto físico, como emocionales. De hecho, hay estudios que correlacionan ser agradecido con una mejora de nuestra salud física y mental. Las personas que tienen la gratitud como filosofía de vida, tienen menos estrés, son más respetuosas, son más felices; a la hora de una caída se levantan más rápido, de lo malo, sacan algo bueno y alzan vuelo, con mayor fortaleza y optimismo.
No quiero finalizar sin antes decir: Si todos fuésemos agradecidos, viviríamos en un mundo amable y hermoso. Por último, no olvidemos un proverbio chino, de muy buena enseñanza, que dice así: “Cuando bebas agua, recuerda la fuente”. Eso nos recuerda, que la sed, pega varias veces al día; es decir, en cualquier momento volvemos a necesitar de esa persona que nos tendió la mano y para que los segundos favores se den con mayor fluidez, tenemos que haber agradecido los primeros.
Por Fredis Villanueva