Cuarentena acorta poder adquisitivo de vendedores informales
Las posibilidades de compra se han reducido para las personas que no dependen de un salario, sino del ingreso obtenido por ventas diarias.
Para quienes no ofrecen productos de primera necesidad ni tienen un puesto fijo en un local comercial, los desalojos adoptados por las autoridades para evitar la propagación del Covid-19, han sido perjudiciales.
Silvia Hernández, vendedora de artículos escolares, manifestó que desde que se inició la contingencia no ha podido laborar en la calle Bolívar de Barcelona, por lo que su capacidad de compra se ha reducido más que en cualquier otro momento.
Es madre de una niña de 8 años y aseguró que se ha mantenido con lo guardado desde antes de la emergencia. La mujer expresó preocupación por no saber cómo obtener dinero para abastecerse dentro de cinco días.
En un kilo de arroz, otro de harina de maíz y dos muslos de pollo gastó 185 mil bolívares y refirió que los rendiría al máximo mientras vuelve a percibir ingresos.
Con tres paquetes de alimentos recién comprados caminaba por el centro barcelonés, la vendedora de galletas y ponqués caseros, Yudith Córdoba, quien al ser consultada indicó que aunque comúnmente se dedica a pregonar la venta de los dulces en la calle, ha tenido que establecerse en su casa.
“La cuarentena me ha reducido mucho los ingresos, estoy comprando con lo que vendo a mis vecinos, que tampoco ha sido mucho. Para los vendedores informales este momento no ha sido fácil. No hemos podido trabajar libremente”, aseguró.
Desconfianza
La desconfianza de comprarles alimentos a desconocidos también ha sido un factor negativo para los informales.
Un vendedor de helados caseros, que prefirió no dar a conocer su nombre, indicó que aunque ha salido a laborar han sido pocos los que le han comprado.
“A la gente ya no se le antoja lo que se vende en la calle porque quizás piensa que puede ser alguien que está enfermo o si tiene las ventas al aire libre creen que puede estar contaminado. A mí me han reclamado porque no debería estar trabajando, pero es que, si no lo hago, cómo llevo la comida a los míos. De esto es que muchos vivimos”, comentó.
Con información de El Tiempo