Cómo subsiste y se transforma el sector comercial en Maracaibo
El 2019, después del gran apagón nacional, el sector comercial fue el más afectado por la cantidad de acontecimientos ocurridos.
Expertos estiman que las pérdidas ocurridas por el apagón en Venezuela estuvieron por el orden de los 2.106 millones de dólares. Esta cifra representa el equivalente a 2,5 puntos del producto interno bruto (PIB) de Venezuela.
El estado Zulia no fue la excepción y por supuesto es de los más afectados por el colapso eléctrico que se registró y por el que aún se mantiene el recuerdo de la angustia vivida esos días.
Maracaibo se reinventa

En marzo del 2019 Maracaibo padeció un duro golpe en el sector comercial e industrial. Luego de los apagones que se registraron en el país, la población zuliana fue afectada por una serie de hechos vandálicos contra más de 500 empresas durante los días 11, 12 y 13 de marzo.
La Cámara de Comercio de Maracaibo denunció en ese momento “que el sector productivo en la región se encuentra prácticamente paralizado”, situación que amenazaba con agravar aún más la escasez de productos y la pérdida de miles de puestos de trabajo como consecuencia de la crisis eléctrica que afecta a Venezuela.
El gremio empresarial precisó que entre 40 % y 45 % de las empresas afectadas en el Zulia, por la crisis eléctrica, “corrían el riesgo de cerrar sus puertas”.
El panorama se volvió oscuro para quienes vieron cómo el fruto de su trabajo de muchos años se vio destruido en pocos días.
Entre el temor, la duda y la incertidumbre muchos dueños de negocios se vieron forzados a reinventarse e intentar mantenerse a flote. Otros simplemente desistieron y bajaron la santamaría.
Poco a poco la ciudad comenzó a tomar una dinámica comercial diferente. Varios fueron los negocios que drásticamente cambiaron su rama de trabajo y presentaron un nuevo rostro para afrontar nuevos retos en otros rubros.
Víctor Villamizar tenía un puesto de ropa casual ubicado al oeste de Maracaibo. Esa noche entre los desórdenes por los saqueos, su pequeño local fue uno de los afectados.
“Un grupo de personas rompió la protección, entraron y se llevaron todo. Destruyeron el local y me dejaron sin mercancía”, cuenta el joven comerciante, recordando esos difíciles días.
“Yo tenía un inventario modesto pero variado, viajaba cada semana a la ciudad de Cúcuta para comprar la mercancía”.
Perdió parte del capital invertido en el negocio. “Estuve varios días sin saber qué hacer, incluso pensé en irme de Maracaibo a otra ciudad para comenzar de nuevo”, expresa.
Sin embargo, teniendo la ventaja de que el local es propio y analizando la situación con calma tomó la decisión de trabajar en otra cosa. “No podía rendirme tan fácilmente”, dice.
“Así fue que terminé montando una pizzería. Parece algo loco pero esa fue la primera opción que se me presentó, mi hermano menor hizo varios cursos de panadería y él me dio la idea”, cuenta.
Después de investigar mucho, hacer varias pruebas y buscar lo necesario para comenzar, Víctor y su hermano Javier, abrieron una pequeña pizzería en el mismo local que fue casi destruido.
Además de pizzas también venden tequeños, pastelitos y empanadas. “Ahora esta es nuestra empresa familiar, porque hasta mi mamá ayuda con la elaboración de la comida”.
El sitio se ha hecho popular por la zona y da sus frutos. “El producto final es bueno y a la gente le gusta. ¿A quién no le gusta la pizza?”, comenta Villamizar entre sonrisas.
De venta de muebles o vehículos a minimarket

De los negocios que han proliferado en la ciudad están los mercados exprés o las panaderías que se convirtieron en minimercados, así como las farmacias que ofrecen todo tipo de productos para el hogar.
Los minimarket en Maracaibo cada vez son más comunes. A pocas cuadras se pueden observar que todos los días abre sus puertas un nuevo negocio, donde se vende lo más necesario para disfrutar la vida hogareña.
La tendencia ha sido tan acelerada que las panaderías y abastos de cualquier urbanización o sector de la ciudad, se debatieron en la duda de crecer como automercado de diversos productos o resignarse a desaparecer.
Un aspecto que incidió en el nacimiento de los minimarket o mercados exprés es la obligación que tiene los comerciantes de alternar sus rubros o subsistir con la venta artículos, de acuerdo a la existencia de cada producto, en medio de una escasez que a veces se vuelve coyuntural y desmedida.
Berta Durán de Quintero era propietaria de una venta de muebles en una de las avenidas más circuladas de la ciudad. De la noche a la mañana se vio en la obligación de liquidar su mercancía a bajo costo. Ante el temor de perderlo todo y para no quedarse sin un ingreso mensual, optó por poner en alquiler el local donde funcionaba la mueblería.
“Para mí fue un shock porque tuve esa mueblería por más de 30 años, fue herencia de mi papá. Las cosas han cambiado mucho, la gente ya no puede comprar cosas como antes”.
Tres meses después se instaló allí una “feria de verduras”, donde ofrecen una gran variedad de productos desde los más básicos hasta artículos importados.
“Ahora hasta yo voy a veces a comprar ahí, no solo buscando buenos precios sino porque también no puedo dejar de pensar en lo que fue hace años”, relata con un aire de nostalgia.
También hemos visto cómo esos grandes locales que anteriormente eran concesionarios de venta de automóviles último modelo, han sido convertidos en farmacias o minimercados.
Servicio a distancia

Otra de las modalidades que algunos establecimientos ofrecen es la del servicio a distancia para los que no están en Maracaibo y deseen enviarles compras a sus familiares.
Con esta alternativa no solo se pueden comprar alimentos, también se incluyen productos de higiene personal y de limpieza.
“Me fui de Venezuela hace dos años, comenta Rosie Machado y desde que descubrí que existe este servicio lo utilizo muy a menudo. Mis padres son jubilados y no pueden ya costear sus gastos de alimentación, entre otras cosas, así que hago el pedido de las cosas que necesitan y ellos se las llevan hasta la casa”.
“Me ha resultado cómodo, es un servicio seguro y confiable, y además se puede cancelar de diferentes maneras”, destaca Machado.
Algunos otros comercios han habilitado un espacio para degustar un café o un postre mientras se realizan las compras, lo que también se convierte en un beneficio de valor agregado tanto para el cliente como para el negocio.
Para muchos es una moda, para otros es producto de prácticas comerciales “dudosas” y hay quienes simplemente aplauden que en medio de tantas adversidades se siga apostando por el crecimiento productivo y comercial en la ciudad.
Lo cierto es que la forma de hacer comercio en Maracaibo ha cambiado y ha creado un nuevo mercado lleno de ideas y proyectos que ofrecen diferentes alternativas en cuanto a comodidad, servicio y atención al cliente.
Y que para quienes se quedan aquí haciendo este tipo de actividad significa seguir apostando a la recuperación económica del país.
Con infiormación de http://www.laverdad.com