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ALnavío | En República Dominicana las élites pueden suicidarse como se suicidaron en Venezuela

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República Dominicana está en riesgo político y económico. Las protestas de la última semana han despertado el fantasma que ha recorrido Sudamérica. El fantasma incluso que comenzó en Venezuela en la última década del siglo XX cuando se desató una ola antisistema.

Es con Venezuela que se hace la comparación pues el discurso antisistema y antipartidos contó con el apoyo de un expresidente y luego Presidente de la República, Rafael Caldera, tal como está ocurriendo con el expresidente Leonel Fernández, que quiere llegar de nuevo a la Presidencia al costo que sea.

Un analista político venezolano radicado en Santo Domingo le señala al diario ALnavío que aquí “estamos transitando, calcado al carbón, la ruta de liquidación por etapas de la democracia más progresista y próspera de América Latina y el Caribe”. Se refiere al modo como se liquidó a Carlos Andrés Pérez en Venezuela. De cómo las élites apoyaron a Hugo Chávez, de cómo Rafael Caldera fue comprensivo con el golpe de Estado del 4 de febrero de 1992 liderado por Chávez, y de cómo la venganza personal se convirtió en un arma para acabar con liderazgos, partidos, y hasta con el sistema. “Es la misma ruta”, señala la fuente. Una vía que “luego se consolidó en la liquidación de la democracia para dar pasó al chavismo”.

República Dominicana es el país del Caribe que muestra los más altos índices de crecimiento. Venezuela también los mostraba en tiempos de Carlos Andrés Pérez. Su ministro estrella, Miguel Rodríguez, todavía sostiene que si el proceso no se hubiera interrumpido, con un 10% de PIB en alza, Venezuela hoy sería una nación de primer mundo.

El Banco Mundial señalaba en un informe de 2019 que Republica Dominicana “ha disfrutado de un fuerte crecimiento económico en los últimos años, con un promedio del 5,3% anual entre 1993 y 2018, una de las tasas más rápidas de la región de América Latina y el Caribe (ALC). Entre el 2014 y 2018, el ritmo se aceleró a un promedio de 6,3% anual y de 7% en 2018, impulsado por una sólida demanda interna. En ese periodo de cinco años, fue la economía de más rápido crecimiento de América Latina y el Caribe”.

Pero ahora el país está en riesgo. Ha entrado en ese umbral de riesgo. La suspensión de las elecciones municipales ha sacado a la gente a la calle. Los jóvenes llevan una semana protestando. Las consignas principales van contra la pobreza y la corrupción.

En el informe sobre perspectivas de crecimiento en América Latina y el Caribe, el Fondo Monetario Internacional, FMI, comentaba en enero de 2020, “más recientemente, algunos países de la región han experimentado tensiones sociales -Bolivia, Colombia, Chile y Ecuador- lo que ha afectado la actividad económica en algunos casos”. Este comentario puede ser aplicable a la situación que se vive en República Dominicana. Y eso que el FMI preveía que el crecimiento en 2020 iba a sostenerse. Y es ese crecimiento el que ha logrado sacar a más gente de la situación de pobreza, colocándola en niveles de clase media. Pero como lo dice el Banco Mundial:

Es cierto, no hay Chávez en República Dominicana. Pero no se descarta una afinidad y hasta un entendimiento entre Leonel Fernández y Diosdado Cabello, el número 2 del chavismo en Venezuela. Cabello no ha ocultado sus simpatías con Fernández.

“El continuo crecimiento, ha reducido la pobreza y la desigualdad ayudando a expandir la clase media. Sin embargo, si la República Dominicana quiere alcanzar su objetivo de convertirse en un país de altos ingresos para el 2030, debe mejorar el equilibrio fiscal, aumentar su capital humano, promover un entorno empresarial sobresaliente, gestionar de mejor manera los recursos naturales, mejorar la resistencia a los desastres y los riesgos relacionados con el clima, y aumentar la transparencia en la formulación de políticas y rendición de cuentas”.

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