Tiempo Falconiano
Virus, Petróleo y más destrucción
Como todo el mundo, registro la presencia mundial del Corona Virus, y como persona razonable le doy atención a los “conocedores” del asunto, y con base en ellos adopto una conducta responsable, tanto en lo atinente a la prevención, principalmente permaneciendo en la casa el mayor tiempo posible, como en lo referente a la confianza en la capacidad de la humanidad para superar esta otra virosis. No se debe disminuir la importancia de esta confianza. La evolución de las estadísticas relativas a personas contagiadas, personas sanadas y personas fallecidas viene siendo favorable, especialmente en China. Sin embargo, teniendo presente que todo lo humano, lo social, es político, no politiquero, los venezolanos no podemos evitar temer que nuestro país no tenga la capacidad para tratar esta enfermedad. Esto no significa que debemos alarmarnos y asustarnos porque, por un lado, la enfermedad no es de las más graves y mortales, y por otro lado, porque en el mundo si existe la capacidad requerida. El impacto psicológico esperable sobre el desenvolvimiento de la gente lleva a esperar resultados de diversa naturaleza, incluyendo los económicos, ámbito en el cual prevalece el “temor a lo peor, y así a la desvalorización de los instrumentos financieros, al menos durante “estos días”, y esto lleva a la disminución de la actividad económica mundial, la cual, de paso, no ha terminado de superar las consecuencias de otra crisis financiera, la de 2008. No obstante, se cree que se trata de un proceso temporal, como también, se dice, lo terminará siendo el relativo al Corona Virus. La situación se complica mucho para Venezuela como consecuencia de la “guerra petrolera”, fundamentalmente entre Arabia Saudita y Rusia, procurando cada una sus intereses particulares. Rusia, procurando obstaculizar precios elevados que posibiliten la producción de Estados Unidos mediante el fracking, y los sauditas, procurando conservar su elevada cuota en el mercado mundial. El resultado global ha sido la caída de los precios, algo que lesiona a Venezuela porque le significa menos ingreso. Sin embargo, no debe perderse de vista que la producción venezolana ha caído cerca de 80% durante el período chavecista, lo que quiere decir que el impacto negativo más grave, más que el relativo al ingreso, es el correspondiente a la capacidad del gobierno para abastecer el mercado interno de combustibles. Se puede agregar otro golpe como es el abastecimiento a Cuba, algo prioritario para el gobierno. Pero, más allá del ámbito petrolero, la calidad de vida de los venezolanos continua sometida a las dramáticas limitaciones de la economía nacional, consecuencia, como todos sabemos, de la nefasta política, o falta de política, del gobierno, la cual es algo que lamentablemente no cambiará mientras no cambie el gobierno. La menor disponibilidad de los dólares de origen petrolero, debida a lo antes referido, más allá de la limitada y no permanente “dolarización” que se ha venido registrando, contribuirá a que cada día será más sufrido el hecho de no contar con los bienes y servicios necesarios porque no estarán disponibles en el mercado; es decir se agudiza la escasez, y todo ello aparte de la abismal insuficiencia del salario en el país. Por su parte, la escasez también será producto del hecho de que los comerciantes verán que se reduce su capacidad para mantener los inventarios de bienes, con los cual disminuirá su capacidad de satisfacer la demanda de los consumidores. Esto a su vez, junto con el impacto psicológico que causan las condiciones de la economía, afectará la propensión a la inversión, y así se cierra un círculo vicioso que atrapa con fuerza creciente al ámbito empresarial. Debe agregarse que la ciencia económica enseña que así como un impacto exógeno origina un proceso que concluye siendo un círculo vicioso, de la misma forma se genera un círculo virtuoso que recupera la economía.
Por Douglas Játem Villa