Opinión

Mi deseo de Navidad: Salud Mental para todos, por Ana Cristina Chávez

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Cuando faltan 15 días para culminar el 2021, es momento propicio para hacer un balance de lo vivido. Sin duda, para muchos ha sido un año duro y difícil, más allá de lo económico, pues lo emocional ha jugado un rol importante en medio de la pandemia que está próxima a cumplir dos años.

Ahora más que nunca, el término «salud mental», está en boca de todos, pues el cómo nos sentimos, junto a lo que pensamos en torno a lo que nos sucede, a quiénes somos, cuáles son nuestras capacidades y cómo nos relacionamos con las personas que nos rodean, forman parte de ese bienestar integral tan necesario durante la existencia humana.

Al respecto, la Organización Mundial de la Salud (OMS, 2001) define la Salud Mental no solo como la ausencia de trastornos mentales, sino como un «estado de bienestar en el cual el individuo se da cuenta de sus propias aptitudes, puede afrontar las presiones normales de la vida, puede trabajar productiva y fructíferamente y es capaz de hacer una contribución a su comunidad».

En consecuencia, para la OMS «no existe salud sin la salud mental», por tanto es fundamental en el desenvolvimiento y desarrollo social. Por ello, para resguardar nuestra salud mental, debemos priorizar el autocuidado, que va desde los hábitos de alimentación hasta alejarse de situaciones estresantes que afecten el bienestar biopsicosocial de los individuos.

Asimismo, la manera en que enfrentamos el duelo por la partida física de nuestros seres queridos habla también de ese equilibrio interior que podamos poseer. Sin embargo, la realidad es que nunca estamos completamente preparados para la muerte, sobre todo cuando se presenta de manera inesperada y se lleva con ella a varios miembros de una misma familia. Ante el dolor y el miedo que ha generado esta pandemia, son muchos los hogares que extrañarán a varios de los corazones que los habitaban. No hay palabras que puedan llenar las ausencias que de manera despiadada dejaron el 2020 y el 2021, pero solo el tiempo y la fortaleza interna, fundidos en los abrazos y el afecto de las querencias que siguen acompañándonos, podrán sanar las heridas causadas por el pronto adiós.

Aun en medio de la tristeza, cuidarse es la clave, no solo desde el punto de vista físico sino también mental, para iniciar un nuevo año con aires de esperanza, pase lo que pase.