Opinión

Los altibajos de la vida

Comparte

Los altibajos son partes innegables de nuestra vida, porque existirán momentos en que uno se encuentra en la cima, pero también existirán momentos en que se está en la planicie. Lo que hay es que aprender cuando se está en los altos: ser humilde y agradecido y cuando se está en los bajos: ser fuerte y constante.

Sin dudas, que la vida es un rosario de altibajos, los estados altos son los momentos cuando nos sentimos confortados y felices, porque todo camina como deseamos, por lo tanto, estamos contentos con nuestra situación. Las temporadas bajas son esos tiempos cuando nos sentimos consternados y decepcionados  con nuestras circunstancias, cuando todas las cosas parecieran estar en contra de nosotros y todo nos sale a revés.

A lo antes dicho, nace una pregunta: ¿Cómo reaccionamos con los altibajos de la vida? Nunca vamos a estar en un momento en que pudiésemos decir: todo está en calma y funciona como deseamos. De hecho, los pocos momentos cuando nos sentimos así. Notemos, cómo reaccionamos, después de haber pasado adversidades e infortunios, llega un momento en que parece en que todo se suaviza por un corto tiempo y las cosas nos salen bien y pensamos con cierta desconfianza: algo va a pasar, porque todo nos ha salido maravilloso y lo que hacemos en momentos así, en vez de agradecer a Dios, comenzamos a sospechar de su bondad y a presagiar desgracias. Dios nos da esas temporadas plácidas y mansas, cuando todas las cosas son ligeras y todo parece salir de boca. De Él, también vienen aquellas temporadas dificultosas que nos obligan a mantenernos fuertes y con mucho equilibrio emocional. A veces es el Omnipotente quien las permite, pero otras veces, somos nosotros quienes las creamos, la vida es así, está llena de altibajos.

Lo importante es saber que cuando la vida tiene altibajos, es porque estamos vivos, sino es así, entonces las cosas no andan bien. El ejemplo más práctico es el testimonio que podemos dar, por si hemos entrado a la sala de unidad de cuidados intensivos (UCI), de un centro de salud, en calidad de visitante, pudimos observar como suben y bajan con cierta frecuencia los parámetros  de la máquina que controlan los signos vitales del paciente, ese es el latido del vivir, si se detiene, entonces la persona está muerta, así de simple.

En mi muy humilde reflexión final, pienso que: es casi seguro que a nuestra edad, hemos experimentado diferentes Navidades en nuestra vida. Algunas llenas de alegría y disfrute y otras de añoranza y duelo. Pero, nunca dejemos de confiar en el Creador, Él nos guía en cada situación y nos ayuda a mantener el equilibrio emocional. Cuántas veces hemos pasado del éxito a la derrota y viceversa. Un día podemos estar arriba, pero al siguiente estamos abajo. Así es la vida. Como las estaciones, hay época de invierno y de primavera. La vida la tenemos que aceptar como viene, con días buenos y malos, porque en caso contrario no es vida. Siempre nos encontraremos con subidas y bajadas, pero eso es la palpitación del vivir. De manera, que la tomaremos como venga, como una montaña rusa pasearemos por sus caminos y admiraremos el paisaje. Unas veces desde arriba y otras desde abajo.

Gracias por haber leído el artículo, si le gustó, ayúdame a compartirlo con sus familiares y amigos.

¡Un abrazo lleno de bendiciones! ¡Hasta el próximo miércoles, Dios mediante!

Por Fredis Villanueva

La Mañana

Medio de comunicación impreso mas importante del estado Falcón, con 67 años de trayectoria.

Deja una respuesta