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Las remesas y el lavado ayudaron a Maduro a «superar» el turbulento 2019

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La economía venezolana pasó por uno de los peores años de su historia en el 2019 — sumida en una contracción económica de 28 por ciento, aplastantes sanciones económicas y una persistente hiperinflación — pero el régimen de Nicolás Maduro logró superar el torbellino gracias al contrabando de oro, el lavado de dinero y las remesas del exilio, dijeron analistas.

Las actividades ilícitas del régimen se han convertido en unos de sus pilares de sostenibilidad, ya que han permitido mantener contentos a los generales y así seguir ejerciendo control sobre las fuerzas armadas, coincidieron.

“Se ha formado una especie de burbuja económica que ha permitido a Maduro mantener la lealtad del estamento militar”, comentó Juan Fernández, experto económico y ex Gerente de Planificación y Control de Finanzas de Petróleos de Venezuela (PDVSA).

La burbuja, que ha estado suavizando el impacto sobre el régimen de las sanciones económicas impuestas por Washington, está siendo alimentada por la ayuda de los venezolanos exiliados a sus familiares en el país petrolero, pero también por “actividades no transparentes” del régimen, incluyendo el contrabando de oro y el lavado de dinero, agregó Fernández.

Las sanciones impuestas por Estados Unidos contra el régimen de Maduro y el gradual colapso de la producción petrolera propinaron un duro golpe a las exportaciones de crudo del país, que en el pasado alimentaban más del 90 por ciento de los dólares que eran vendidos en Venezuela.

Sin embargo, la economía venezolana se encuentra hoy dolarizada, y la moneda estadounidense está siendo utilizada libremente para la compra de bienes y servicios, generando en la mentes de mucho la pregunta: ¿De dónde salen los dólares?

Parte de eso se debe a las ventas de oro en el exterior, en momentos en que la producción ilegal y contrabando del metal se ha disparado en los últimos años. Pero también está el hecho de que el régimen ha convertido a Venezuela en una gigantesca operación de lavado de dinero, explicó Fernández.

Las gigantescas fortunas de jerarcas chavistas que se encontraban en el exterior (que suman varias decenas de miles de millones de dólares) comenzaron a enfrentar dificultades para ser movilizadas debido a las sanciones impuestas por Estados Unidos. Debido a ello, sus dueños comenzaron a trasladar ese dinero a Venezuela, donde está siendo lavado.

“Esas son operaciones están teniendo un gran impacto en la economía del país. Allí está entrando dinero de toda índole, desde dinero de la droga y el contrabando hasta dinero de la corrupción acumulado durante años”, dijo Fernández.

Por otro lado, las remesas de dinero se han convertido en una importante tabla de flotación para la atribulada economía venezolana, en momentos en que los millones de venezolanos que hoy se encuentran en el exterior comienzan a enviar ayuda a sus familiares.

Aunque no hay números exactos de los montos que entraron en el 2019 al país, algunas estimaciones colocan la cifra del 2019 en cerca de $4,000 millones.

El gran ingreso de dólares ha estado generando cierta sensación de bienestar pese a la terrible contracción económica.

Pero eso es solo para un pequeño sector, dijo el economista Alexander Guerrero.

“Aquí se creó dos mercados, uno que está dolarizado y uno que está bolivarizado”, dijo Guerrero. “Quienes ganan en dólares compran en dólares, y ellos no tienen ni problemas de escasez y no tienen problemas de inflación, porque la inflación de ellos es cero. Y estos suman entre el 20 y el 25 por ciento de la población”, dijo Guerrero.

“El resto, que suma entre un 80 y un 75 por ciento, son quienes reciben en bolívares un salario mínimo de cinco o seis dólares al mes, y son los que viven revisando la basura para comer”, agregó.

Francisco Ibarra, director de la firma Econometrica, dijo que el efecto de la dolarización informal que se ha impuesto sobre la economía venezolana ha estado ayudando a reducir la escasez en el país.

La situación sigue estando bastante mal, pero el país ya no atraviesa por el mismo grado de escasez que había estado padeciendo a lo largo de los últimos dos años, resaltó. “No hay una gran diversidad de productos, pero el país sí está hoy mucho más abastecido”.

El escenario inflacionario también vio una ligera mejoría durante el año, aunque el país sigue inmerso en la hiperinflación, con la tasa bajando desde los niveles cercanos al millón por ciento que vio en el 2018, a una comparativamente menos tenebrosa de 20,000 por ciento, según los cálculos de Económetrica.

No obstante, la diferencia entre las dos tasas para mucho es solo materia de debates académicos, dado que la de este año sigue siendo descomunal y deja los productos fuera del alcance del consumidor promedio.

Ibarra dijo que la desaceleración de la inflación se debe a un notable cambio en la política económica.

“El régimen lo único positivo que hizo fue que desistió en la política suicida de los aumentos salariales descomunales que estuvo decretando”, dijo Ibarra. “Cada vez que lo hacía, esto tenía una incidencia porque aumentaba de inmediato los costos y las empresas trasladaban de inmediato esos costos a los precios. El gobierno finalmente aprendió eso y por eso la situación cambió, aunque seguimos registrando una hiperinflación”.

Con información de Alberto News

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