Gloria Perdomo, OVV: la violencia a menudo es ejercida por quienes ocupan puestos de poder
A propósito de conmemorarse el Día Internacional de la No Violencia, Gloria Perdomo, docente universitaria, directora de la Fundación Luz y Vida y coordinadora nacional del Observatorio Venezolano de Violencia, analizó el amplio alcance de la violencia que vive la sociedad venezolana.
Perdomo enfatiza que la violencia no se limita a la agresión física que causa daño visible, sino que abarca cualquier acción que pueda causar perjuicio, incluido el daño psicológico y emocional.
Explica que la violencia a menudo es ejercida por quienes ocupan puestos de poder o autoridad, con la intención deliberada de causar daño. Esta comprensión ayuda a diferenciar los actos de violencia.
Un aspecto importante que destaca Perdomo es la normalización de la violencia. Muchas formas de violencia pasan desapercibidas porque ocurren con tanta frecuencia que se convierten en parte de la rutina diaria. Esta normalización dificulta que la sociedad reconozca y aborde la violencia, precisó.
“Los insultos, la discriminación e incluso el maltrato físico, suelen considerarse normales, lo que perpetúa una cultura de violencia”, dijo en entrevista en el programa Aunque Usted No Lo Vea de Radio Fe y Alegría Noticias.
Aumento de la violencia doméstica
A través de su trabajo con el Observatorio Venezolano de Violencia, Perdomo observa un marcado aumento de la violencia doméstica, incluidos los femicidios y el abuso infantil; indicó que estos actos son a menudo cometidos por miembros de la familia, lo que contradice la creencia de que el hogar es un refugio seguro. Perdomo señala que la falta de seguimiento oficial y registros públicos sobre la violencia obstaculiza la aplicación de los planes de atención.
Perdomo describe casos de violencia inquietantes, como el de un padre en Monagas que mató a su hijo golpeándolo con la hebilla de un cinturón. Estos incidentes ilustran la naturaleza grave y a menudo incomprensible de la violencia familiar. Destaca los factores culturales que contribuyen a la violencia, como la impunidad percibida de los perpetradores y la revictimización de los agredidos.
Educar para transformar sociedad
Perdomo identifica valores culturales que permiten a las personas, en particular a las que tienen poder, justificar conductas abusivas. Esto se observa a menudo en entornos familiares donde las figuras de autoridad se sienten con derecho a ejercer control mediante la violencia.
Perdomo sostiene que la educación es un elemento vital porque promueve el respeto por la dignidad y los derechos humanos. “Al enseñar a las personas a reconocer y desafiar las tradiciones autoritarias y violentas, la educación puede desempeñar un papel transformador en la creación de una sociedad más compasiva”, aseguró.
Además, aboga por un marco educativo que infunda un sentido de responsabilidad y conciencia en las personas. “Esto implica enseñar”.
Según Perdomo, la educación debería empoderar a las personas para que tomen medidas significativas en sus comunidades, independientemente de la magnitud del problema. Al promover pequeños actos de bondad y respeto, la educación puede generar procesos de perdón, reconciliación, justicia y paz.
Con información de Radio Fe y Alegría