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Falta de protección e insalubridad acechan al personal sanitario

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Se sienten expuestos, es el reclamo que se escucha desde el personal sanitario, cuando aún exigen la protección con las medidas de bioseguridad y condiciones de salubridad en centros asistenciales. Una amenaza que fue denunciada por la organización Médicos por la Salud, al conocer de 46 casos de afectados por tuberculosis en este primer semestre de 2022 y sin la data epidemiológica que ignora a este enfermedad de denuncia obligatoria.

El acecho se mantiene en un contexto en que los especialistas denuncian la debilidad en el organismo que empieza desde las deficiencias alimentarias, con trabajadores o profesionales en desventajas con el débil sistema inmunológico. Además de la amenaza que centros asistenciales tengan áreas deficientes en higiene limitadas en servicios públicos, además de estar forzados por la insuficiente dotación de implementos de limpieza y desinfección que sufre el cuerpo de camareras de la mayoría de hospitales en el país.

Para Huniades Urbina, secretario general de la Academia Nacional de Medicina, no se tiene especificado este alcance a nivel nacional ni regional, pero la desnutrición es un indicador que suele estar presente entre pacientes y personal sanitario, al recordar que los sueldos de los trabajadores de la salud ni siquiera suplen las exigencias del ingreso familiar. «Los centros asistenciales se convierten en caldo de cultivo por las amenazas de higiene y sin la dotación permanente de implementos de bioseguridad», reclama de las autoridades sin terminar de entender esa necesidad de protección, exigida con más insistencia desde la emergencia por pandemia en 2020.

Señala una realidad más allá de la comunidad penitenciaria, con la exigencia de previsiones del Estado para mayor acceso a métodos diagnósticos y suministros del tratamiento en las unidades sanitarias.

Cuando Edgar Capriles, especialista en Economía de la Salud, menciona las principales amenazas también se detiene en la insalubridad, al recordar el conocimiento público de la permanencia de bacterias intrahospitalarias y que la higiene no debería limitarse a lo básico del lavado con agua y jabón. «¿Qué se puede esperar cuando ni el Covid fue resaltante?», se pregunta ante la ausencia de políticas con garantía de los implementos básicos de bioseguridad.

Tales circunstancias son reconocidas por René Rivas, presidente de Colegio de Médicos de Lara, al quejarse de esa falta de registro oficial y que el personal sanitario no escapa a la vulnerabilidad, ante una enfermedad que tuvo su origen y predominio rural con el grado de desnutrición. «Pero migró a lo urbano sin los pronósticos de vigilancia preventiva», lamenta de esa ausencia de registro epidemiológico desde 2015 y que impide el protocolo de acción.

«Solo estamos con información subjetiva y muchos siguen sin ser registrados», precisa de la necesidad de la activación de centros asistenciales primarios con medicina preventiva, considerando los riesgos que se tuvieron en el vecino estado Portuguesa, como uno de los más altos por la incidencia de la desnutrición.

Los expertos recuerdan que se trata de enfermedades infecciosas que exigen el control permanente desde el Estado, que pueden empezar a evitarse con el cumplimiento de la salubridad y la protección del personal, quienes están expuestos por la atención de pacientes sin condiciones mínimas. Llaman a mirar más allá de los barrotes de las celdas y considerar esas carencias nutricionales que evitan un sistema inmunológico resistente a la tuberculosis y sin llegar a la fatalidad.

Asumir con las medidas

El reporte de esta amenaza por tuberculosis para el personal sanitario, precisa el recordatorio de ser una enfermedad de denuncia obligatoria y que desde 2015 se ignora junto al sarampión, Guillain Barré y difteria. Un hecho que viola acuerdos, tal como el reglamento sanitario internacional y sin permitir la aplicación de medidas a partir de la prevención.

Según Jaime Lorenzo, presidente de la organización Médicos Unidos de Venezuela, se trata de reportes que deberían ser con seguimiento epidemiológico de las autoridades sanitarias y así poder clasificar las áreas o especialidades más afectadas. «No sabemos con certeza y debería ser de conocimiento», precisa frente a la incertidumbre que exige la confirmación de diagnósticos desde la prueba de tuberculina PPD, placa de tórax y hasta vacunación.

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