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El regreso de la Vinotinto de las mallas a los Olímpicos y su significado

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Histórica y angustiante, de esta forma se podría catalogar la clasificación del equipo masculino de voleibol venezolano a los Juegos Olímpicos de Tokio 2020. Una combinación de resultados en la última jornada del Preolímpico Sudamericano, que se celebró en Santiago, Chile, le dio el título a la Vinotinto de las mallas, que, por segunda vez en su historia, estará en una cita olímpica.

Parecía una hazaña difícil de concretar para el conjunto venezolano, sobre todo por la cantidad de adversidades que se presentaron mucho antes del repechaje olímpico: falta de roce competitivo, deudas que amenazaban su continuidad en competiciones internacionales, cuerpo técnico incompleto, ausencia de material tecnológico, una convocatoria limitada de jugadores y el fantasma del forfeit al acecho.

Además, el grupo sufrió en noviembre de 2016 una pérdida irreparable y dolorosa, la del capitán Kervin Piñerúa, quien se desempeñaba en la posición de opuesto y hacía vida en Turquía con el Afyon Belediye Yüntaş.

Un paro cardiaco acabó con la vida del jugador de 25 años de edad.

Aun así, los dirigidos por Ronald Sarti terminaron consiguiendo el cupo al Preolímpico en septiembre de 2019 —tras llegar a semifinales del Campeonato Sudamericano que se disputó en Chile— y salieron campeones del mismo. Brasil y Argentina habían clasificado directamente a Tokio 2020.

El jugador relató que, en un principio, tanto él como sus compañeros no esperaban este logro, pero sabían que tenían una oportunidad “de oro” en vista de que Brasil y Argentina, los “grandes del voleibol suramericano”, ya estaban clasificados y ahora les tocaba enfrentar a “rivales un poco más accesibles”. 

“Desde que nos enteramos que Brasil y Argentina no iban a estar en el repechaje, nos enfocamos en entrenar fuerte todos los días, en mentalizarnos que había muchas posibilidades de meternos en los Juegos Olímpicos. Concentrarnos en el mes de diciembre también fue parte fundamental de esa clasificación, puesto que veníamos compitiendo en nuestras ligas y tuvimos mucho más ritmo”, comentó el líbero.

Con el aval de la Confederación Suramericana de Voleibol (CSV), además de Venezuela, en el repechaje olímpico estuvieron Chile, Colombia y Perú en un grupo único, bajo un formato de todos contra todos. Al término de las tres jornadas en el Casino Gran Arena Monticello, ubicado al sur de Santiago, el combinado con mayor puntuación se quedaría con el boleto a los JJ OO.

Humberto Montes de Oca, asistente técnico de Sarti, comentó que una de las claves para obtener el boleto al magno evento, que se llevará a cabo del 24 de julio al 9 de agosto, fue tratar de mantener un colectivo cohesionado, en armonía, para generar los resultados deseados. 

Pese a que las posibilidades eran complicadas, los criollos doblegaron a Perú en sets corridos (3-0). Al final, Chile se impuso 3-1 sobre Colombia y le otorgó la clasificación olímpica a Venezuela, que celebró de manera eufórica y emotiva en el Gran Arena Monticello.

“Contra Colombia perdimos porque cometimos muchos errores, y con todo y eso fuimos a cinco sets. Después de aquella derrota, subimos la autoestima, dijimos que esto no se había terminado y nos plantamos bien contra Perú. En ese momento estaba clasificado Colombia, pero Chile los venció y terminamos clasificando nosotros por esos cinco sets que disputamos frente a ellos”, agregó Montes de Oca.

Esta es la segunda vez que clasifica a los JJ OO, luego de su debut en Pekín 2008, por lo que una motivación y ayuda extra no caería nada mal en su plan de destacar en la competición que cierra el ciclo olímpico”, reseña el Comité Olímpico Venezolano (COV) en una nota de prensa.

Seguir leyendo https://eldiario.com/2020/01/17/el-regreso-de-la-vinotinto-de-las-mallas-a-los-olimpicos-y-su-significado/

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