Opinión

El Cumarebo de siempre, por Ernesto Faengo Pérez

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A Partir del pasado 21 de noviembre con la victoria arrolladora de Orlando Millan los zamoranos en general hemos recibido una dosis de optimismo, renovación e impulso para disponer todos nuestros esfuerzos por recuperar la imagen física del puerto y sus parroquias vecinas, además hay toda una congruencia de sentimientos por cambiar para mejorar, un deseo sentido y solidario para que lo más pronto posible dejemos atrás esta triste y dolorosa situación de abandono, insensibilidad y desidia en que los gobiernos que administraron el municipio en las últimas dos décadas arremetieron sin compasión y sin  escrúpulos para destruir los cimientos económicos, afectivos, humanos, familiares y sociales de esta noble colectividad. 

La gente está activa y dispuesta, Orlando Millan incansablemente recorre todo el municipio, conversa con las organizaciones sociales, las instituciones paradigmas de nuestra idiosincrasia, comienzan a reorganizarse, activándose para ofrecer  apoyo, los empresarios, comerciantes, ganaderos, vecinos, taxistas, educadores, deportistas, cristianos, expresan su alegría, saben que los recursos económicos del municipio y los bienes fueron devastados y están en bancarrota, pero nadie los detiene, es el valor de la unión y el amor por este pueblo con esa condición humana tan especial que los anima y provoca para establecer una alianza inmensa, con una fuerza indescriptible en el objetivo común, volver a hacer de Zamora el municipio singular e importante que por sus recursos naturales y humanos tenía y debe recuperar. 

Todos los zamoranos hemos revivido aquel sueño compartido de elevar nuestra otrora bella, atractiva, hospitalaria, gentil, sana y educada población al primer lugar en la excelencia de todo el estado Falcón

Desde esta navidad los zamoranos decimos basta ahora y para siempre, estamos fortaleciendo la unión de propósitos en un actuar conjunto para el beneficio de todos, nunca más permitiremos que regresen aquellos politiqueros farsantes demagogos e indolentes que convirtieron al municipio en un descalabro institucional absurdo e inhumano, inmundo, abandonado, a  oscuras y lleno de huecos, la basura dispersa correteando con los perros flacos y garrapatosos disputándose sus microbios en aceras y calles de cualquier parte de este nuestro agredido pueblo. Gracias a Dios y la voluntad infranqueable de la gente quedará como  parte del oscuro pasado que repetimos, no permitiremos jamás. El 2022 con la bendición de Dios, el impulso de Orlando Millan y la unión de todos despejaremos sin vuelta atrás por la recuperación de Zamora.