Opinión

El Cumarebo Aquel…La Parapara y el Cegue

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La infidelidad, el adulterio y la prostitución, aunque definen situaciones diferentes en muchos casos, son consideradas en su origen como derivados unos de otros por razones particulares o personales de quienes por diversos motivos han pasado por una de estas mal llamadas “aventuras amorosas”.

La infidelidad sucede cuando alguien se compromete con otro a darle su amor, devoción, su cuerpo y de repente sin avisar, se compromete con otra persona y realiza el mismo hecho violando la promesa inicial.

El adulterio ocurre cuando una persona unida a otra por el vínculo del matrimonio comete una infidelidad, traiciona su cónyuge y entrega su cuerpo a un tercero, a un extraño.

La prostitución es cuando una persona a través de un acuerdo de recibir un pago en dinero, ocasionalmente, vende a otra su cuerpo sin ninguna otra consideración

De ellas la más universal, la más practicada y antigua es la prostitución femenina, conocida también como la “profesión más antigua del mundo”, aunque también existe en menor escala, la prostitución masculina

En el Cumarebo de mediados de los años 60 del siglo pasado, como en casi todas las ciudades y pueblos del país funcionaban bares en zonas debidamente establecidas donde muchas mujeres ejercían libremente la profesión más antigua del mundo, entre esos bares funcionó uno que también regentaba una gallera, y un patio para juego de “bolo” ubicado en la parte final de la calle Concepción conocida popularmente como los vagones, entre las damas oferentes estaba una flaca, alta, fumadora de tabaco, de nombre Adela conocida popularmente como “ La parapara” a quien se le atribuía una especia de concubinato aleatorio con un personaje popular también de Cumarebo dedicado a lavar vehículos en una céntrica “bomba de gasolina” ubicada a media cuadra de la calle Bolívar, su nombre, Emeterio, algunos le decían “Tello”, otros lo llamaban “El cegué” porque padecía una enfermedad crónica en los ojos que le impedía ver bien.

Un día lunes de un mes de abril, aproximadamente a las 11 de la mañana un escándalo callejero sacudió la paz cumarebera, a escasos metros de la calle Concepción, precisamente cerca de los “vagones”, los vecinos observaron unos guardias nacionales y un vecino muy alterado que reclamaba a su esposa un acto de infidelidad y traición, había simulado un viaje y su mujer creyéndolo ido, había contactado su amante y estaban en la habitación matrimonial donde los encontró el enfurecido esposo.

El infiel y la adúltera fueron detenidos a la vista de todos los presentes, entre quienes se encontraba Adela La Parapara, quien tomando del brazo al “Cegue” expresó en voz alta, como para que todos la oyeran, “Caramba mi amor, esa que armó este escándalo, es una señorona de alta sociedad, encendió un tabasco y continuo, pero. Ni yo, Tello, que soy una prostituta, te haría una cosa de esas…”

 

Dr. Ernesto Faengo Pérez