Detrás de una mala experiencia siempre hay algo bueno
El sólo hecho del título de este artículo, ya nos trasmite como una sensación de tranquilidad, “Detrás de una mala experiencia, siempre hay algo bueno”. Que a veces al comienzo no nos demos cuenta, eso puede suceder, porque al no salirnos las cosas como las deseamos, es normal que nos exacerbemos y el enojo nos ciegue. Todos en mayor o menor grado hemos pasado por esas llamadas “malas experiencias”, porque ellas son parte del camino de la vida.
Recordemos por un momento, una noticia opuesta a la que esperábamos. Rememoremos esa experiencia angustiante y veremos que nos dio la oportunidad de aprender una lección. Tal vez, en el preciso momento no nos dimos cuenta, pero con el tiempo pudimos notar que las cosas no eran tan graves como las creíamos al inicio de la noticia.
Les pido que me den un paréntesis para contarles una de mis malas experiencias, que más me gusta contar, porque me dejó una profunda e inolvidable enseñanza, además, es el elemento básico que me motivó a escribir el artículo de hoy… Resulta: que en las vacaciones escolares del 1978, un grupo de profesores decidimos dar cursos fuera del estado Carabobo y a mí me correspondió asistir al sur del estado Anzoátegui, donde debería desarrollar un tema, usando cuatro reglas simples de matemática, para explicar el: “Método de ovulación de los Billings” (MOB), el cual, es una orientación de planificación familiar, también conocido, como: “Método basado en la concientización sobre la fertilidad”.
Ahora bien, esperando que asistieran bastantes personas al curso para ganarme alguito de dinero, no fue así, acudieron pocas, pero eso me permitió una enseñanza más bien personalizada, con un contacto bastante cercano que favoreció a que los participantes se sintieran muy satisfechos con mi explicación y, si bien es cierto, que no obtuve ni siguiera el dinero para pagar los viáticos, gracias a que asistieran pocas personas, me gané buenos y grandes amigos, hasta tal punto, que tenía que regresarme el día siguiente y me quedé unos días demás, invitado por el pequeño grupo de participantes a comer gratis los platos típicos de esa región.
Otro aspecto que tenemos que valorar en nuestro andar por el camino de la vida es que solo Dios sabe, cuántas malas experiencias nos han causado amarguras y tristezas. Pero gracias a ellas, hemos tomado correctivos para que las cosas cambien a nuestro favor. Son nuestras experiencias anteriores las que nos iluminan para identificar los aspectos negativos y, de manera certera, nos guían a tomar decisiones para que cambiemos, bien sea, de ya para ya, o poco a poco.
En mi muy humilde reflexión final, pienso: que la vida es como es, con sus buenos y malos momentos. Lo importante es, que por muy drástica que sea una experiencia; de una u otra manera, podemos aprender de ella. En la vida siempre nos van a ocurrir malas experiencias, eso es inevitable, lo que tenemos es que estar dispuesto a sacarles innegables enseñanzas que se ocultan detrás de ellas.
Para finalizar, tenemos que ser realistas, en la vida no todo es color de rosa. Hay situaciones que nos traen sufrimiento y eso es algo muy humano, pero también lo es aprender de las malas experiencias y, por supuesto, en la vida hay experiencias tan dolorosas que no es fácil sacar algo bueno de ellas, pero aun así; al menos, nos ayudan a visualizar otros horizontes.
Gracias por haber leído el artículo, si le gustó, ayúdame a compartirlo con sus familiares y amigos.
¡Un abrazo lleno de bendiciones! ¡Hasta el próximo miércoles, Dios mediante!
Por Fredis Villanueva