ABC de la censura: memoria histórica en riesgo
Confirmar o desmentir en Venezuela una situación de origen incierto no se reduce a “googlear”, contrastar fuentes y hacerse una idea cercana a la realidad. El cerco a la prensa reduce también una oferta de contenido online de años intermedios, ante la imposibilidad de los medios digitales de pagar el costo de almacenamiento en los servidores; lo cual puede convertir una imprecisión, media verdad o mentira en un hecho “cierto”, con dimensiones insospechadas para el futuro.
Conforme en 1933 se registró en la Alemania nazi la quema de libros de más de 5.500 autores y 40 años después en 1973 el mismo caso -durante la dictadura de Augusto Pinochet en Chile-, en Nicaragua y Venezuela existen métodos sofisticados con más de un centenar de medios impresos cerrados y el barrido de los registros noticiosos superior a los diez años de los medios que sobreviven, lo cual confirma la sobrevaloración actual de internet como gran biblioteca y hemeroteca digital.
Se añade la compra de medios independientes, que ahora forman parte del alto despliegue de la hegemonía comunicacional desde Managua y Caracas. En un ejercicio de construcción inversa, de aplicarse ese criterio a principios del siglo pasado, las bibliotecas y librerías no hubieran sido prohibidas o consumidas en llamas en Chile y Alemania, sino más bien compradas y finalmente reemplazadas con nuevo material bibliográfico a conveniencia, para evitar el costo político de desaparecerlas.
Xiomara Jayaro, directora de la escuela de Bibliotecología y Archivología de la Universidad Central de Venezuela, resalta la importancia del rigor de la documentación en una era de fragilidad de la información. Esa que ahora está marcada por la ausencia de contenidos periodísticos en la web superior a los diez años y que dificulta la construcción de la verdad, ante el posicionamiento de los fake news o noticias falsas. Se trata de narrativas forjadas que al desmantelarse pueden tener tanto o más impacto que su propia aclaración, provocando en la opinión pública un desequilibrio de pesos entre la verdad y la mentira, bajándole el perfil a hechos debidamente comprobados, con el rigor de los instrumentos de las ciencias sociales.
Apagar rotativas y servidores
Conservar la memoria digital de un medio de comunicación pasa por una estructura de costos, que lleva al límite el criterio de cualquier profesional administrativo. Víctor Amaya, director de TalCual, revela que «hasta el año 2017 nuestra marca pudo mantener en línea su archivo online, que incluye las editoriales del fundador de esta casa editorial, Teodoro Petkoff desde el año 2000 cuando se fundó el periódico vespertino y sus páginas en formato PDF. En 2017 apagamos los servidores. En nuestro sitio web actual se consiguen todos los escritos de Teodoro, pero ya no están las ediciones en PDF del impreso, por ejemplo, ni las notas periodísticas del día a día durante esos años. Son 17 años de historia que ya no existen en la web. La insostenibilidad del periodismo lleva a veces a elegir entre eso y la continuidad operativa tan relevante en momentos como este para el país», señaló el director de este medio, cuya última portada impresa fue un mensaje a quien encabeza el Poder Ejecutivo. “¡Maduro, seguiremos en la web”, tituló por última vez en papel TalCual el 2 de noviembre de 2017.
El diario La Verdad también comunicó razones presupuestarias y de censura antes de dar el salto 100% online. Así lo denunció este medio impreso, con sede y circulación en el estado Zulia, en un editorial en el que se despedía de su audiencia.
«Nunca escribir unas líneas había sido tan duro. Hoy el día del periodista para el diario La Verdad tiene un sabor amargo, a incertidumbre (…) Esta situación nos alcanza tras una larga e infructuosa lucha por procurar mediante todas las vías administrativas, burocráticas y financieras posibles que el vital insumo llegara a nuestros depósitos antes de que se agotara el inventario existente. Lamentablemente así como la mayoría de los bienes indispensables en el país, la materia prima para medios impresos también depende de la discrecionalidad del Gobierno. Les invitamos a seguir informados a través de nuestros canales digitales mientras trabajamos con ahínco por restablecer cuanto antes nuestra circulación impresa. La Verdad siempre sale a flote», se despidió así un 27 de junio de 2016, el diario La Verdad, que sigue en su URL www.laverdad.com
Costos y consecuencias
Constantino Graciano, desarrollador web en España, señala que «la presencia en línea de un medio de comunicación, sumado a los trabajos de mantenimiento, asesoría y conservación de un archivo digital superior a 15 años podría tener un costo que ronda entre los 1.000 y 2.100 dólares al mes, por un espacio de 1 tera (equivalente a 1.000 gigas). Estamos hablando de marcas con tráfico mensual superior a las 300.000 visitas. Pero entiendo que ese monto debe ser priorizado para el pago de sueldos en Nicaragua y Venezuela. Al final estas marcas terminan eligiendo planes básicos o muy modestos de 500 dólares en la adquisición de un servicio de alojamiento web (o hosting). Si contratan los servicios de un equipo de soporte, vendría siendo unos 500 dólares más”, calcula.
Cotizador en mano, establece que con “576 dólares mensuales un medio en Nicaragua, Venezuela o cualquier parte puede contratar un servicio de 64 gigas de memoria RAM, 32 núcleos de CPU y 1 tera ½ de disco duro. Con estas características, aquí hay espacio para diez años de contenido en línea”, precisa Graciano. Al preguntarle a qué se expone una página web que se mantenga con un plan básico de casi 600 dólares, responde que “a ralentizaciones, inconsistencias en el funcionamiento del portal, y que no entre la cantidad de personas que el medio de comunicación espera, afectando así la experiencia de usuario. En Nicaragua hay mucho avanzado en estos términos, con medios independientes con un muy buen desempeño”.
El monto de 576 dólares, sin embargo, no cubre la divulgación de un archivo digital superior a quince o veinte años. “Lamentablemente, esa es una necesidad no cubierta en Venezuela: el dar acceso público a las informaciones que han documentado en el pasado. Lo que en cualquier territorio sería abordado como una falla técnica, en este país tristemente se reduce a un tema de presupuesto. Trabajan con las uñas”, agrega el ingeniero informático español.
Advierte que entre los medios internacionales a los que ha asesorado, sugiere evitar el uso recurrente de imágenes, que se ajusta con los criterios de los principales motores de búsqueda “con un algoritmo que favorece el posicionamiento de medios con menos elementos visuales”, explica el desarrollador web. Un principio que interfiere directamente contra las unidades de diseño gráfico y fotografía. De igual forma afecta la estética web o look and feel de la prensa digital, para el marketing y promoción de su propio contenido.
Thábata Molina, firma de los diarios El Nacional y El Universal durante diez años, observa que por distintas razones ninguna de las investigaciones que realizó en ambos periódicos ahora existen en sus plataformas de origen. “Esta situación tiene ya varios años y afecta principalmente a periodistas que estamos fuera del país, que al intentar hacer nuestro portafolio para postular a otros empleos, nos damos cuenta de que esa memoria periodística ya no está disponible en línea. De El Nacional lo asocio a razones operativas, a las dificultades de mantenerse en la web como medio independiente. Pero con El Universal estoy segura de que hablamos de contenidos que fueron censurados tras la venta del periódico”, detalla Thábata Molina, egresada de la Universidad Santa María y quien reside en España.
Barrido digital y en papel
Ante el embargo de la sede del diario El Nacional, Ana Isabel Otero, nieta de Miguel Otero Silva, fundador del periódico, informó que su propiedad intelectual está a salvo. “El archivo de El Nacional está resguardado y fuera de las instalaciones. Perdimos bienes materiales, pero no historia”, declaró Otero en la red social Twitter (ahora X) el 14 de mayo de 2021.
Ordenado y ejecutado el embargo de El Nacional, las memorias de valor histórico, sin embargo, siguen sin estar disponibles en www.elnacional.com. “Parte de los archivos en físico están depositados y no se pueden utilizar, desgraciadamente. Nosotros logramos sacar el 90% de los archivos hemerográficos, pero no está utilizable y hacer un trabajo para tener un local, procesar esos contenidos y subirlos en la página web es imposible en este momento. Seríamos allanados inmediatamente”, prevé Miguel Henrique Otero, dueño de este medio de comunicación.
El otro 10% de la propiedad intelectual del periódico, revela que fue arrebatado y se cuenta entre los bienes confiscados en la sede de Caracas. “Ese otro 10% quedó en el edificio. No lo pudimos sacar. El Tribunal Supremo de Justicia dictaminó que teníamos que pagarle 13 millones de dólares a Diosdado Cabello. Empezamos a sacar cosas, pero nunca nos imaginamos que el Ejército, sin haber cumplido ningún procedimiento jurídico, iba a tomar el edificio”, destacó Otero, radicado en España.
Jesús Piñero, historiador y periodista de la Universidad Central de Venezuela, considera un asunto no menor que la propiedad intelectual de un medio sea allanada y tomada por decisión de un tribunal.
“Las fuentes son la principal herramienta que tiene un historiador para reconstruir el pasado. Pero estamos en un país, y en un momento, donde no hay periódicos impresos distintos a los que muestran la ideología del gobierno, situación que nos puede llevar a una escasez de referencias para estudiar este periodo. No creo que esto sea como la edad oscura griega, en la que sólo queda La Ilíada y La Odisea de Homero para analizar esa época. Seguramente existirán otras referencias. Pero que en Venezuela esté en manos del Gobierno el 10% de la producción periodística de El Nacional, es preocupante”, expresó Jesús Piñero, periodista e historiador, autor del libro Miradas Reversas.
Con relación a El Carabobeño, con 91 años cumplidos en 2024, la adaptación a las nuevas tecnologías de información también ocurrió de manera forzada, tras el cierre de su edición impresa por las limitaciones de papel impuestas por el Estado, que originó también el cierre de los diarios La Verdad, TalCual y El Nacional. Carolina González Prado, jefa de redacción de este medio regional, informa que la capacidad de almacenamiento online prioriza, con base a un presupuesto limitado, las noticias del presente y el futuro inmediato.
“Por razones todavía no confirmadas todo lo que teníamos en digital se perdió. Desde el año 2013 todo se borró. Ahora contamos con un servidor que acabamos de aumentarle la capacidad a 1.200 gigas. Mientras tanto, todo el espacio disponible todavía para llenar en la web debe ser priorizado para los contenidos por venir y seguir documentando las violaciones de derechos humanos, la situación de niños presos políticos que han intentado suicidarse, tras ser detenidos después de la elección del 28 de julio. Nuestra capacidad operativa se centra en la construcción del relato actual y mantener la nómina de 19 personas. No da para más”, señala González Prado, también reportera de El Carabobeño, cuya última impresión en papel se desarrolló en medio de una sentida vigilia hasta ver imprimir el último ejemplar.
Reporteros de El Carabobeño y El Nacional confirmaron para esta investigación que muchos de sus textos son redactados sin firmas por sugerencia de sus propios supervisores. Advierten que el asedio a algunos medios los ha reducido a un desempeño desprolijo, sin grandes esfuerzos. Pero en la mayor cantidad de casos, sin embargo, afirman que las limitaciones han potenciado el criterio de un periodismo de profundidad e investigación sin precedentes, en un momento de profunda austeridad y riesgo de extinción del oficio. Consideran que la ausencia online de sus trabajos en años anteriores, forma parte del éxito del proyecto de hegemonía comunicacional, iniciado por Hugo Chávez y Daniel Ortega en sus respectivos países.
Del 10 al 100%
Hans Lawrence, periodista del diario La Prensa y la revista Magazine, observa en esta situación un claro reflejo de lo que ocurre en su territorio. A diferencia del diario El Nacional en Caracas, cuyo 90% de sus archivos pudo salvarse, el 100% del patrimonio informativo de La Prensa y Magazine en Managua, quedó en manos del Estado y su situación es incierta.
“Durante el embargo a nuestra sede no dio tiempo de preservar nada. Ni las pertenencias individuales del personal. Ante este asalto a la sede un viernes 13 de agosto de 2021 todo ese material histórico se puede estar deteriorando. Existe otro instituto: el Instituto de Historia de Nicaragua y Centroamérica (Inhca), dentro de la Universidad Centroamericana de los Jesuítas, que fue confiscada toda junto con el Inhca, donde había documentos del siglo XV y XVI. La pérdida de ese acervo sería incuantificable”, lamenta el reportero nicaraguense.
70.000 colecciones o documentos en físico (entre ellas libros del poeta insigne de Nicaragua Rubén Darío) están bajo el poder de la fórmula Daniel Ortega y Rosario Murillo.
De esta manera, Hans Lawrence considera que la confiscación de instituciones tiene como trasfondo la intención de desmantelar la historia para construir un nuevo relato. “No creo que esto sea casualidad, pues ya no quedan tantos historiadores en Nicaragua. Los que no están muertos, están alineados con el gobierno. Algunos pocos se atreven a hablar. En muchas protestas se hacen claras comparaciones entre Anastasio Somoza y Daniel Ortega, con la frase ‘¡Ortega y Somoza son la misma cosa!’. Desde 1937 estamos en dictadura. Luego tuvimos 16 años de respiro en democracia y estamos donde estamos ahora. Por eso hay que preservar la información como elemento esencial de la historia, para saber de dónde venimos, hacia dónde vamos y que esto no se repita”, explicó el también periodista de la Universidad Centroamericana (UCA).
Xiomara Jayaro, bibliotecóloga y con maestría en Biblioteconomía de la Universidad de Indiana Bloomington (Estados Unidos), repasa las técnicas de conservación que deben aplicarse al material historiográfico, bien sea documentos en papel o dispositivos electrónicos.
“De acuerdo a la literatura especializada, las temperaturas y humedad recomendadas son las siguientes: para documentos impresos en papel, la humedad debe oscilar entre 45% y 50% y la temperatura entre 16º C y 21º C. En el caso de los formatos electrónicos: los discos compactos, la humedad máxima debe ser de 50% y la temperatura 21º C., con este tipo de soporte hay que tener presente que su tiempo de vida es limitado. Para las películas de nitrato de celulosa: humedad entre 25% y 30% y temperatura de 2º C. Película de acetato de celulosa: humedad máxima de 50% y temperatura de 11º C y la película de poliéster: humedad 30% máxima y temperatura de 17º C”, expone Jayaro basada en estándares internacionales de preservación de documentos y archivos.
Determina, de igual manera, cuáles son las condiciones apropiadas de almacenamiento. “Es prudente revisar, mensualmente, si hay signos de plagas. Observar si los documentos tienen manchas y signos de picadas, así como limpiar cualquier desperdicio de insecto. Debe evitarse cualquier tipo de iluminación directa y prolongada sobre los documentos. En los casos de estos dos periódicos (La Prensa y El Nacional), son archivos que seguro que están en riesgo porque son colecciones inaccesibles y en consecuencia, no se tiene referencia alguna de lo publicado. Además, se desconoce si realmente esas colecciones fueron destruidas o en qué condiciones están almacenadas. Aunado a ello, se lesiona el derecho de acceso a la información, derecho fundamental del ser humano. que permite a las personas solicitar, investigar, difundir, buscar y recibir información: derecho reconocido en la Declaración Universal de Derechos Humanos, el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, la Convención Americana de Derechos Humanos, entre otros”, repasa la venezolana Xiomara Jayaro, experta en materialidad de la información.
Poder comunicacional
Julio Montero, licenciado en Filosofía de la Universidad de Buenos Aires (Argentina), advierte que la apropiación indebida del patrimonio intelectual de La Prensa de Nicaragua y El Nacional de Venezuela intenta desplazar los roles del emisor del mensaje con la imposición de un “Estado Comunicador”, para despejar el espacio a narrativas que fortalezcan el proyecto ideológico del momento.
“Los populismos siempre avanzan sobre las instancias de control, incluidas las de la sociedad civil. La prensa independiente es uno de sus grandes blancos. Quieren convertir su relato en la historia oficial y convertir al Estado en el principal comunicador. Creo que es a la luz de esto que tenemos que mirar esas acciones”, indica el investigador argentino, autor del libro Derechos humanos como independencia humana, una interpretación filosófica y jurídica, que fortalece la línea de investigación de la Universidad de Pensilvania.
Para el historiador venezolano Ángel Lombardi, profesor de postgrado de la Universidad del Zulia, la confiscación del diario La Prensa en la ciudad de Managua confirma «la existencia de regímenes unidimensionales. Alimentan a la Sociedad Cerrada. Si pudieran borrar toda memoria crítica o disidente, serían felices. En 1984 de George Orwell están: el ‘Ministerio de la Paz, que se ocupa de la guerra; el Ministerio de la Verdad, de las mentiras; el Ministerio de Amor, con la tortura; y el Ministerio de Abundancia, con la inanición. Estas contradicciones no son accidentales, ni resultan de la hipocresía ordinaria: son ejercicios deliberados del doble pensamiento. Esta es la lógica de dictaduras como la nicaragüense y la cubana», comparte Lombardi, doctor en Historia Moderna de España, de la Universidad Complutense de Madrid.
Adversar a la mentira
En el marco de estos desplazamientos internacionales forzados, nace en Santiago de Chile y no en Caracas, Margarita o Barquisimeto la ONG Cazadores de Fake News. Con el Rol Único Tributario (RUT) N° 65.206.315-2, se fundó en 2021 esta organización, para detectar y desmentir noticias fraudulentas. “Cazadores” se suma a otras conformaciones: Cotejo, EsPaja y el Observatorio Venezolano de Fake News de la ONG Medianálisis. Si bien su trabajo se desarrolla en la era moderna, con términos de alta influencia social (como reels, engagement y views del mundo de las redes sociales), su objetivo final es la verificación de hechos, sea cual sea el formato en el que se comunique.
Lo que empezó como una interacción digital cotidiana, terminó en algo más grande. Esto después del apagón eléctrico del 7 de marzo de 2019, que provocó la muerte de 43 pacientes electrodependientes en todo el país, de acuerdo al informe de la ONG Codevida. “Cuando eso pasó los venezolanos en el exterior nos llenamos de ansiedad por saber qué ocurría con nuestras familias. Un grupo de amigos ingenieros, unidos por la migración en territorio chileno, queríamos saber de nuestros padres cuando Venezuela duró cinco días a oscuras. Creamos entonces una cibercomunidad familiar, con un grupo de Whatsapp, en la que le enviábamos artículos de Armando Info y de los medios que conforman la Alianza Rebelde Investiga: que es la coalición editorial de TalCual, Runrunes y El Pitazo”, describe Adrián González, ingeniero civil de la Universidad de Los Andes (Venezuela).
A este grupo familiar se fueron sumando amigos, y amigos de sus amigos. Superado el límite de 257 participantes en Whatsapp pasaron a Telegram, con mayor capacidad. Sin conocimientos profesionales de comunicación, entendieron la responsabilidad de elegir y difundir el contenido que se consume en redes sociales. “Pensamos entonces ir más allá. No sólo quedarnos con divulgar información. Consideramos avanzar a otra etapa con la creación de una organización no gubernamental (ONG), que decidimos registrar en Chile, el país donde migramos, por las limitaciones que podía representar esto en Venezuela”, relata quien es ahora experto de los algoritmos de búsqueda.
Ángel Lombardi, director del Centro de Estudios Históricos de La Universidad del Zulia, tiene sus reservas. Considera que la información digital es un recurso “de naturaleza sospechosa. Ya hoy sabemos que por las redes sociales se manipulan y deforman casi todos los contenidos. Y si la inteligencia artificial sigue su desarrollo vertiginoso llegará un momento en que las realidades paralelas, las distintas Matrix, se superpongan y sustituyan a la misma realidad. El ser humano estará ciego y prisionero de un mundo creado que no es real”, proyecta el historiador sobre técnicas usadas, con o sin inteligencia artificial.
Ante el posicionamiento de narrativas que intentan desmantelar a la verdad, se desarrolla, como fenómeno creciente, la creación de unidades de verificación de hechos, donde convergen equipos multidisciplinarios con conocimientos académicos y de dominio de la tecnología. Por eso con la técnica de “búsqueda inversa de imágenes”, Cazadores de Fake News detectó como carente de veracidad la supuesta vinculación de María Corina Machado con Estados Unidos durante la gira electoral de la campaña presidencial de 2024.
“En fotografías se muestran a dos personas con banderas de Estados Unidos entre las personas que asistían a sus concentraciones. Se dijo entonces que había un vínculo entre su partido político y el gobierno de EEUU. Esas dos personas estaban siendo manejadas por una tercera, a la cual alguien le tomó una foto cuando intentaba dirigirlos para que subieran sus banderas. Por tecnología de reconocimiento facial, nos dimos cuenta de que esta mujer formaba parte del movimiento Free Alex Saab, lo cual significa que era falsa esa matriz de opinión, que se desmintió. En el equipo fundador de Cazadores de Fake News no somos periodistas, pero recibimos esos hábitos de herencia mediática para sumarnos a este proceso de protección del relato y la veracidad que tanto cuidan los comunicadores sociales”, precisa desde Chile, Adrián González, quien tiene entre su equipo un staff de periodistas y demás colaboradores en Venezuela, Colombia, Brasil y España.
Marcos José Garzón, sociólogo venezolano radicado en Chile, entiende al fenómeno de migración forzada como un espacio para la generación de capital social, con el asentamiento de ciudadanos, que llevan en sus maletas capacidades técnicas o intelectuales para el desarrollo de proyectos que pueden estar al servicio del país receptor o del país de origen, desde el exilio, como Cazadores de Fake News.
En la misma línea de Cazadores de Fake News, desde las salas de redacción de medios tradicionales también ocurren desmentidos, agrega Carolina González Prado, jefe de redacción de El Carabobeño. “En nuestra unidad de verificación de datos ‘Detecta’, nos ha tocado desmentir notas de ese triunvirato de Notitarde, El Universal y Globovisión, en el que una vez nuestro equipo reconoce el hecho incierto, ellos por su parte lo eliminan de sus respectivos sitios web. Es tristísimo lo que está pasando con Notitarde, que en el pasado competimos en igualdad de condiciones como medios regionales del estado Carabobo. Notitarde y El Carabobeño tenían una competencia ética y entrañable porque nos regían los mismos principios de libertad y veracidad. Pero sabemos que, junto a Globovisión y El Universal, estos tres medios fueron vendidos y ahora forman parte del proyecto de hegemonía comunicacional. Para eso los compraron: para acabar con su legado informativo. Entre la proliferación de propaganda y fake news, la compra de medios y la ausencia de contenidos en línea de años anteriores, la memoria histórica de Venezuela está en riesgo”, advierte Carolina González Prado, periodista titulada en la Universidad del Zulia.
El historiador venezolano Ángel Lombardi, diverge en otra perspectiva. “En lo absoluto. Es una lucha de gran calado. El poder contra la sociedad y sus ciudadanos. Aún se puede rescatar una memoria histórica fidedigna desde el exilio. Desde la resistencia cívica. Desde un legado histórico e historiográfico que se remonta a muchos siglos atrás; hoy tenemos una base sólida aún no horadada”, explica.
En efecto, los académicos nicaragüenses exiliados en Costa Rica intentan reconstruir su memoria colectiva, con archivos digitales que (resguardados en una nube), lograron rescatar del embargo al Instituto de Historia de Nicaragua y Centroamérica (Inhca). En su nuevo sitio web https://ihncaexilio.org/, el Inhca expone al mundo lo que Ortega y Murillo no pudieron del todo arrebatar.
Asalto al pensamiento
Este esfuerzo forma parte del proyecto EAP1371, en el que se digitalizaron 5.658 ejemplares de 104 periódicos nicaragüenses, publicados en distintas ciudades del Atlántico, Norte y Pacífico de Nicaragua, totalizando 25.128 imágenes digitalizadas y superando el objetivo inicial de 4.938 ejemplares (21.985 imágenes). El material digitalizado constituye, hasta el cierre de este trabajo, la única fuente de investigación accesible. La muestra tiene ediciones de medios impresos que se editaron a principios del siglo pasado, desde 1904. Entre esos El Republicano, El Radical, Rutas, Cosmos, El Católico y El Ciudadano.
“El impacto es significativo. La confiscación de bienes culturales por parte de autoridades locales debilita la identidad cultural y afecta la continuidad de la memoria colectiva de las comunidades. El Ihnca en el Exilio no es una biblioteca virtual completa. Lo que se exhibe es solo una muestra, no un catálogo exhaustivo de su acervo”, aclara la institución académica en su página web.
Juan Daniel Treminio, periodista titulado de la Universidad Centroamericana (UCA), define la confiscación de su alma mater y del Inhca como un atropello. “¡Son 90 años de medios impresos que el régimen confisca, porque hasta eso quiere tener!, para que las generaciones que vienen no tengan acceso a ellos, ya que en el pasado se encuentran muchas de las respuestas de la resolución de algunos conflictos presentes y futuros. Para la UCA, a través del Inhca, era importante ese trabajo de digitalizar la información impresa en papel y que desde 2012 lo venían realizando con sus propios estudiantes, que ahora somos profesionales. Sin duda estamos ante un asalto al pensamiento”, sentencia el comunicador nicaragüense, con trayectoria en Radio Corporación.
“La palabra ha sido centralizada durante muchos años y estas nuevas herramientas amplían el ejercicio de la democracia. Era necesario que emergieran medios nuevos, figuras nuevas y medios nuevos. Con la crisis de 2018 experimentamos niveles de censura inimaginables. Daniel Ortega cree que confiscando a La Prensa, la UCA y el Inhca va a desaparecer la memoria histórica. Se equivoca, porque su censura sólo multiplica las voces de expresión”, explica Treminio, director del medio digital Coyuntura. Actualmente exiliado en Guatemala, donde informa para Nicaragua.
Memoria de las víctimas también en riesgo
Al igual que Coyuntura, de origen 100% online, emerge una nueva generación de medios digitales en Venezuela. Entre los que se cuentan: Runrunes, Crónica Uno, El Pitazo, Efecto Cocuyo y El Estímulo, con menor infraestructura y sin el poder económico que tenían las grandes marcas tradicionales. Se ubican en oficinas austeras y llenas de sillas vacías por la reducción de personal, producto de la crisis económica del país. Abordada sobre el siguiente punto, Yohana Marra, periodista venezolana de la fuente derechos humanos, señala que la baja de puestos de trabajo y la ausencia de información verificada, impresa y online, puede incidir en procesos judiciales donde se dirimen violaciones de derechos humanos.
En el ámbito penal cada vez son más escasos los medios probatorios, de origen documental o audiovisual, basado en el relato periodístico, al servicio de una investigación. “Si se borra el archivo digital de un medio, desaparece el acceso a la documentación de violaciones de derechos humanos. La memoria histórica quedaría en riesgo. La información deja de estar al servicio de la reconstrucción de hechos en procesos judiciales, en los que se necesita esos soportes para dar con la verdad, donde los abogados utilizan el relato periodístico para fortalecer una hipótesis. Lo peor que le puede pasar a las víctimas de derechos humanos y sus familias es que se les olvide, es que sus voces se apaguen, como ahora ocurre con los apagados de los servidores y rotativas. De alguna manera, entonces también se apagan las voces de David Vallenilla, Miguel Castillo, José Miguel Pentano y tantas víctimas”, expresa Marra, periodista de la Universidad Santa María y jefa de redacción de Crónica Uno.
«Entre tantas muertes la qué más me marcó fue la de Armando Cañizales: joven de 18 años y músico del Sistema Nacional de Orquestas. Su velorio fue sumamente duro porque los compañeros de la orquesta se pusieron alrededor del féretro y tocaron varias piezas. Todos estábamos llorando, todos, incluyendo esos niños. Como ellos, yo también lloré. La gente tiene la creencia, o falsa creencia, de que los reporteros no sentimos. Pero llegamos a casa y no podemos dormir. Nos afectan fuertemente los casos. Duele como periodista, como madre, como venezolana», dice convencida Yohana Marra, autora del reportaje “La viola de Armando Cañizález tocará alto”, de Crónica Uno, con fecha del 5 de mayo de 2017.
Janeth García, madre de Bassil Da Costa, el primer joven caído en las protestas del 12 de febrero de 2014, reflexiona que la “fe es la certeza de lo que se espera y la convicción de lo que no se ve. Por eso es realmente doloroso lo que está pasando con la prensa, que ha demostrado ser la voz de los que ya quedaron dormidos, de los presos políticos, de los que migraron y los que no pueden hablar porque están dentro”, señala la mamá de Bassil, joven amante de la la carpintería, la publicidad y el balompié, con su equipo Deportivo Táchira.
“Cuando se apaga la voz de un medio y de sus redes de difusión se afecta el derecho de las víctimas a ser recordados. En mi casa aún se conservan los periódicos en físico con la información de mi hijo Bassil. Esperamos entonces, confiados en Dios, que se haga justicia y tener de vuelta a todos estos grandes medios que nos han acompañado a lo largo del tiempo como La Voz, El Nacional y Últimas Noticias”, expresa una creyente Janeth García, que ante el féretro de su hijo Bassil exclamó mirando al cielo “¡Dios, te entrego a mi hijo!”.
En una secuencia de fotogramas, fue un reportero gráfico el que captó el momento en que fue trasladada en moto la joven modelo Génesis Carmona, tras caer abatida por un disparo de arma de fuego en una protesta en la ciudad de Valencia, en Venezuela, el 18 de febrero de 2014. La portada, que corresponde al diario Notitarde, capturó la última imagen por la que es recordada la participante del Fashion Week y ganadora del Miss Turismo 2013, que recreaba su aura de reina mientras era llevada en brazos por dos jóvenes, quienes intentaron -sin éxito- salvarle la vida.
Mauricio Centeno es el autor de la última fotografía de Génesis Carmona, en un registró que comunicó con sutileza la crueldad de su muerte. “Ese día fuimos habilitados varios fotógrafos de Notitarde para levantar información de lo que estaba ocurriendo en Valencia con las protestas estudiantiles, cuando un muchacho gritó que había una persona muerta trasladada en moto. En medio de eso activé la cámara y pude fotografiar a Génesis en la moto. Realmente no me hace sentir orgulloso de que la foto por la que más se conozca mi trabajo sea precisamente la de Génesis. Y aunque esa imagen sirve para honrar su memoria, hubiera preferido retratarla en otro momento. En una pasarela llena de aplausos, como reina de belleza, posando por los logros de su carrera”, admite el fotógrafo, exiliado en Chile.
Señala que tan sólo en su hemeroteca personal tiene “162 reseñas periodísticas en las que se utiliza esa gráfica, ya icónica para los defensores de derechos humanos. Esas imágenes y todo el trabajo de documentación de Notitarde, antes del cambio de dueños, fueron entregados a los familiares de Génesis que facilitó su solicitud de residencia en otro país”, señala Mauricio Centeno, entre uno de los alcances del oficio de la prensa, que sin papel noticia ni preservación digital hubiera sido posible.
En las protestas de 2018 en Nicaragua se conoció la historia de Álvaro Conrado, joven de 15 años: de contextura delgada, carismático e interesado por los idiomas, quien convocó a sus amigos de Nintendo y de colegio, del Instituto Loyola en Managua, a sumarse a una protesta de universitarios en apoyo a los jubilados, a la que asistió y donde encontró la muerte el 20 de abril al caer por una bala que impactó su cuello, en un hecho que conmovió al país y que fue ampliamente difundido por la prensa nacional.
Lizeth Dávila, madre del adolescente, resalta el rol de la documentación para dar soporte a las denuncias de sus propios casos. “Sin los medios de comunicación el asesinato de mi hijo sería un número más. Se pensó que con una nueva revolución se acabarían las dictaduras de mi país, como la de Anastasio Somoza, pero no fue así. Se llevó al poder a alguien peor. Es muy importante tener la memoria viva para que esto no se repita. Necesitamos que la noticia no muera, ni se encajone una vez termine, sino que se recuerde siempre. La información que han recogido la prensa y los familiares de las víctimas es lo que nos va a permitir hacer justicia. Estamos hartos de las violaciones de derechos humanos en nuestros países, sin libertad de expresión”, expresa Dávila.
“Como mamá de Alvarito el mensaje que puedo enviar es que no desistamos para que se haga justicia, porque ya no queremos más crímenes de lesa humanidad. Que sigamos consiguiendo espacios que nos permitan denunciar lo que nos ocurre en nuestros países con tantas calamidades. En fin, tantos derechos violentados para una sociedad”, clama Lizeth Dávila desde el exilio en Suiza.
Además de bibliotecóloga, Xiomara Jayaro es abogada de la Universidad Central de Venezuela. Sostiene que el cerco a la prensa independiente puede derivar en una escasez de fuentes documentales, que pudieran ser usados como medios probatorios en las partes de un juicio, para dirimir casos de derechos humanos. “Este es un debate muy sensible porque estaríamos hablando, en el caso que nos ocupa, de la ausencia de materia prima con la que deberían trabajar las partes y el tribunal, a fin de esclarecer las cuestiones del conflicto. La información difundida en fuentes documentales, puede construir el dato concreto con el cual puede practicarse la comprobación de las hipótesis fácticas planteadas en un conflicto”, precisa.
Monumento al fake news
Con el título “El Madurismo nunca se va a entregar”, el medio digital VPI TV tituló la entrevista al exministro de Comunicación e Información Andrés Izarra en agosto de 2024. Su intervención forma parte de una serie de consultas que algunos medios en Venezuela utilizan para comunicar la fractura del chavismo, de una corriente conocida como “chavistas originarios” que rompieron filas con el sucesor de este proceso Nicolás Maduro.
De esta manera se abrió el espacio para el debate en el desarrollo de esta entrevista, que a un mes de su publicación ya contaba con 109 K de visualizaciones en la cuenta @VPITV en Youtube. En la interacción entrevistador-entrevistado, VPI TV consultó a Andrés Izarra sobre las similitudes entre la Ley de Responsabilidad Social de Radio y Televisión en la que admitió “estar de acuerdo con esa ley para una democratización del espacio radioeléctrico”, respondió Izarra con una invitación a reflexionar qué medios fueron cerrados en Venezuela.
Acto seguido, la periodista identifica a RCTV como uno de los 400 medios que se han cerrado en Venezuela, que coincide con el enfoque hecho por la página web de El Nacional: “Más de 400 medios se han cerrado en Venezuela desde que se apagó la señal de RCTV». Ante este planteamiento el exministro respondió que “Radio Caracas Televisión no fue cerrado. A RCTV se le venció la licencia porque se consideró que el espacio radioeléctrico debía pasar al poder público. Eso es decisión del gobierno, una decisión soberana del Estado venezolano”, señaló el exministro, quien concluyó el tema reafirmando que “Radio Caracas Televisión pudo seguir en las redes privadas: en cable, en internet. En fin, ellos no decidieron hacerlo. Eso es problema de ellos”, atribuyó Izarra.
Su intervención fue trending topic o tendencia en la red social X, del empresario Elon Musk, el 19 de agosto de 2024, tal como consta en la cuenta “¿Por qué es tendencia?”, @estendenciavzla, acompañada con comentarios de usuarios que van desde los más ponderados hasta los más volátiles, que interactuaron sobre el rol de los medios en utilizar como fuentes de consulta a los autores del modelo de la hegemonía comunicacional.
Andrés Izarra, sin embargo, es una de las voces más activas y reseñadas al llamado de “muestren las actas”, que lideran las principales figuras de la oposición democrática María Corina Machado, Andrés Velásquez, Delsa Solórzano y Juan Pablo Guanipa, tras la elección presidencial del 28 de julio de 2024.
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Las cifras oficiales, registros documentales y audiovisuales del momento desmienten esta afirmación y confirman como hecho cierto la existencia de RCTV después de su cierre en señal abierta. Con el nombre de RCTV Internacional, el medio del Grupo 1BC inició operaciones en televisión por suscripción el 16 de julio de 2007, a pocas semanas de su primer cese de transmisiones.
“RCTV saldrá por el cable a partir del 16 de julio”, tituló el sitio web de Radio Cooperativa de Chile el 11 de julio de 2007. “La cadena privada Radio Caracas Televisión, que salió del aire por orden del gobierno de Venezuela el 28 de mayo, reanudó hoy sus transmisiones, ahora por cable”, resaltó el diario La Hora, de Guatemala, en su edición digital. Esto por citar algunas reseñas hemerográficas internacionales sobre el debut de RCTV en televisión pagada, en operadoras como Súpercable, Directv, Inter, Movistar, Netuno y tantas otras.
La existencia de RCTV se confirma no sólo desde la noticia de su inicio de transmisiones, sino también desde su cierre. Esto pasó la medianoche del domingo 24 de enero de 2010. Al mando de esta transmisión, ante la pantalla, estaba Alejandro Tastets, ancla del noticiero El Observador, quien con zozobra visible en su rostro iba comunicando -hasta donde le era posible- cómo se iba apagando la señal en cableoperadoras y televisión satelital, hasta finalmente desaparecer en el espectro radioeléctrico. De manera violenta y sin despedirse de su audiencia. Sin terminar tan siquiera la idea de lo que narraba, cuando ya había sacado del aire abruptamente.
La noche del 24
A Alejandro Tastets no le es grato recordar. Su lenguaje corporal muestra el gran esfuerzo que hace para lidiar con su mala memoria. Confiesa que, lejos de lo que pudiera pensarse, RCTV es un tema que le sabe a duelo. Considera oportuno, sin embargo, retomar el caso con total sentido de oportunidad y sin manosearlo, porque le es incómodo. Sin eufemismos ni edulcorantes, conecta con la idea de que el cierre de RCTV representa una gran derrota gremial.
“Conducir la última transmisión del canal no es algo que me haga sentir orgulloso. Lo peor que le puede pasar a un periodista es que te censuren y por las razones incorrectas, porque nosotros no estábamos haciendo nada malo. Si en ese momento la terapia psicológica fuera tan famosa como lo es ahora, creo que hubiera ido a consulta porque fue un verdadero trauma. Nuestra posición era decir las cosas buenas y denunciar las malas. No sabría decir por qué Andrés Izarra dijo lo que dijo. ¡RCTV sí existió en cableoperadoras, porque fui yo quien conduje su última transmisión para millones de suscriptores que pagaban por su señal!”, señala Alejandro Tastets.
La calificación del cierre del canal bajo el eufemismo de la no renovación de concesión y negar su existencia en televisión por suscripción, expone a sus extrabajadores a un proceso de revictimización, siendo que por esta razón sus carreras no volvieron a ser las mismas.
“Soñaba con ser de esos compañeros que tenía 40 o 50 años dentro de la planta. Yo jamás me hubiera ido de RCTV, jamás. Y no, no es tan fácil como pensar que nuestra nómina podía ser absorbida por Globovisión, porque ese canal tenía su propia plantilla. En mi caso, recuerdo haber hecho casting en Televen, y sí… todo bien, pero luego me dijeron que era un riesgo demasiado grande y esa oportunidad no se concretó. El miedo era legítimo”, concluye Alejandro Tastets, a quien se le torció su camino profesional, que lo mantiene fuera de los medios de comunicación. Actualmente vive en Estados Unidos.
El historiador Jesús Piñero se suma a los perfiles y voces que avalan la existencia de RCTV como hecho historiográfico. “RCTV existió en espectro abierto y en televisión por suscripción. Aquellas personas que constituyen un riesgo para el principio de la verdad no se les puede tan fácilmente abrir espacios públicos de difusión, que puedan ser utilizados con fines propagandísticos. Si se quiere comunicar el quiebre del chavismo con sus propios voceros, hay que fortalecer el rol argumentativo para contrarrestar la mentira en plena entrevista, y eso no siempre pasa. Los medios deben tener mucha conciencia del impacto de sus fuentes de consulta y calidad de sus fuentes”, sostiene el también comunicador social de la Universidad Central de Venezuela.
Marianela Balbi, directora del Instituto Prensa y Sociedad Venezuela, aclara que se trata del mismo funcionario que fue “impulsor del modelo de hegemonía comunicacional, en una declaración que naturalmente está alineada con esos intereses”, refiere.
El relato y la historia cedidos a sus propios censores, con micrófonos abiertos para seguir comunicando. Por eso, en la misma línea de lo que plantea el historiador y periodista Jesús Piñero, las intervenciones de Andrés Izarra se suman a las de Rafael Ramírez, expresidente de Pdvsa, consultado por medios independientes como fuente de referencia sobre el quiebre del chavismo. Pero sin ser cuestionado en estos espacios por el modelo ideológico que lo llevó a asegurar que la estatal petrolera PDVSA era del color del partido de gobierno. “Roja rojita”, como aseguró en otrora.
Más evidencia
Bajo el título “Remoción de los canales RCTV y Ritmosón”, Directv admitió haber precedido con la suspensión de esta televisora, en medio de otras bajas de señales como el canal musical mexicano Ritmosón Latino y la televisión estatal chilena TVN, renombrada en Latinoamérica como TV Chile.
“El 21 de enero la Comisión Nacional de Telecomunicaciones, Conatel, presentó un listado donde calificaban a los canales como producción nacional audiovisual o producción internacional. Según las normas venezolanas, todo canal debe presentarse ante Conatel para ser calificado y poder continuar difundiendo la señal en Venezuela.
El segundo párrafo del comunicado, sin embargo, confirma la relación vinculante entre la Ley Resorte y el cierre de RCTV Internacional, hecho que descartó Andrés Izarra quien en entrevista con VPI aseguró que la aplicación de la Ley Resorte no cerró ningún medio en Venezuela. “Yo quiero que usted me diga cuáles medios fueron cerrados con esa ley o cuáles fueron los periodistas que se persiguieron por esa ley”, cuestionó Andrés Izarra, en una posición que se desmiente con la explicación de una de las operadoras privadas de televisión que ejecutó la medida:
“En nuestro deber de cumplir con la Ley de Responsabilidad Social de Radio y Televisión y demás disposiciones emanadas de Conatel, fuimos informados que determinados canales (TV C, Ritmosón Latino y RCTV) no han cumplido con el ordenamiento jurídico vigente y por tanto deben ser suspendidos temporalmente de la parrilla de programación, hasta tanto no den cumplimiento a la normativa legal vigente”, comunicó en 2010 Directv, del grupo AT&T.
Con el mismo patrón se ejecutó en 2018 el cierre del canal 100% Noticias en Nicaragua el 21 de diciembre de 2018. Por orden del órgano regulador de telecomunicaciones, Telcor, se instruyó a las operadoras Claro y Movistar a retirar a 100% Noticias de su oferta comercial, así como Conatel instruyó a Movistar, Inter, Netuno, Súpercable y Directv a hacer lo propio en Venezuela. En la identificación de más patrones del ABC de la censura, en ambos territorios se les conoce como “Ley Mordaza” a la Ley de Ciberdelito, de Nicaragua y Ley de Responsabilidad Social en Radio, Televisión y Medios Electrónicos, de Venezuela.
Rigor digital
Del comunicado de Directv, que confirma la existencia de RCTV en televisión digital y cableoperadoras, no quedan registros en internet. Sólo el soporte presentado en esta investigación, al desaparecer también todas las redes de difusión de Directv, división regional que también cesó operaciones en Venezuela en 2020. Las escasas fuentes de validación y la limitada capacidad operativa de mantener en línea lo que ya se documentó en el pasado permitiría el posicionamiento de una mentira que -por sostenida e incuestionada- podría asumirse como cierta. Esto de no existir medios y ONG que trabajen para proteger la integridad de la información como ocurre en Venezuela y Nicaragua.
Marianela Balbi, directora del Instituto Prensa y Sociedad Venezuela, considera que urge un modelo de conservación de la memoria histórica, que parta por el reconocimiento de su estatus de riesgo, planteado en esta investigación. Observa que la tecnología es un arma de doble uso, que sirve para masificar el mensaje en desiertos informativos, pero también para borrar registros e historia a la velocidad de un clic.
“Es muy importante que ese registro se haya conservado antes de que desapareciera de internet. La documentación digital es clave en este proceso. Entre los desafíos que se nos plantea está el uso ético de la tecnología y la búsqueda avanzada de información digital. Se ha ido perdiendo todo lo que durante años se ha construido y de ahí la importancia del resguardo de la verdad como núcleo de la información, con base al principio de la veracidad. Es necesario resguardarla, por el bien de la democracia”, añade.
En cualquier territorio del mundo se necesitaría más de setenta u ochenta años para adulterar la verdad de un hecho irrefutable y de alta recordación en el imaginario colectivo. Al exministro Andrés Izarra le bastaron sólo catorce años para desmentir la existencia de Radio Caracas Televisión Internacional en cableoperadoras, con fecha de cierre del 24 de enero de 2010. En este sentido Julio Montero, doctor en Filosofía de la Universidad de La Plata, advierte sin temor a equivocarse que la memoria histórica en Venezuela está en riesgo.
“Lo que hace verdadera la interpretación de un hecho histórico es que, efectivamente, esa interpretación pueda respaldar un conjunto de sucesos que está más allá de la voluntad de quienes lo explican. La repetición de un relato, sin embargo, puede desplazar a la verdad. Eso es algo que sistemáticamente ha hecho el populismo y particularmente el chavismo de modo obsceno en Venezuela. El relato populista y autocrático adquiere las dimensiones de dogma religioso, que lleva a sus seguidores a poner en suspenso o anular su capacidad crítica y de juicio, convirtiéndose en insensibles a la evidencia científica, que puede poner en duda que haya existido -por ejemplo- el medio Radio Caracas Televisión en televisión por suscripción. No importa cuánta evidencia exista para demostrarlo”, profundiza el experto en filosofía y profesor universitario.
Reitera que “la memoria histórica sí está en riesgo en Venezuela y en cualquier lugar del mundo donde haya populistas, capaces de apropiarse de la nación, de las instituciones y de la interpretación del pasado. Es algo que hizo el peronismo en Argentina y claramente el chavismo en Venezuela. No creo, entonces, que la declaración del exministro sea por ingenuidad o desinformación”, sentencia el argentino Julio Montero, también doctor en Teoría Política del Colegio Universitario de Londres y exdirector de Amnistía Internacional Argentina.
Hans Lawrence advierte el riesgo de desaparición inminente de los profesionales de la historia y de la prensa en Nicaragua. “La memoria histórica de Nicaragua está en agonía. Pero no va a morir mientras haya periodistas que la preserven. Sin embargo, nosotros somos la última línea de defensa de libertad de prensa que queda, ante la confiscación de medios, universidades e instituciones en Nicaragua”, exhorta el reportero de Magazine y La Prensa. Su par del medio digital Coyuntura, Juan Daniel Treminio, encuentra una relación íntima de la historia que se escribe desde Managua y Caracas. “Siempre se ha pensado que si a los venezolanos les da gripe, a los nicaragüenses les da tos. Nuestros países tienen una historia en común. Ahora más con medios digitales que diversifican la palabra dentro y fuera de estas fronteras”.
Mauricio Centeno, fotógrafo con trayectoria en Notitarde y El Carabobeño, precisa que la imagen es un elemento fundamental al servicio de los derechos humanos “porque mucha gente posiblemente no recuerde con precisión cómo se llama Génesis Carmona. Pero su foto en la moto sí la tiene en la mente. La palabra y la imagen, entonces, se complementan para construir un imaginario colectivo con esos momentos de relevancia histórica para el país, donde Génesis Carmona y Geraldine Moreno ya tienen grabados sus nombres, entre tantas víctimas”.
Xiomara Jayaro, directora de la escuela de Bibliotecología y Archivología de la UCV, concluye que “un país sin memoria histórica es un país sin identidad, sin valores ni tradición, sin idea de lo hecho y alcanzado. Sin norte para proyectar futuras y mejores acciones. La memoria histórica, su conservación, cuidado y difusión fortalece el sentido de pertenencia e integración social de los ciudadanos. De allí la importancia de mantener sistemas de información organizados y garantizar el acceso a su comunidad usuaria, mientras se disponga de un presupuesto que permita mantener una plataforma tecnológica de avanzada y con profesionales especialistas en estas áreas involucradas para tal fin: bibliotecólogos, archivólogos e informáticos”.
La cohesión de mundos, pasado-presente, no siempre terminan en esfuerzos colegiados que preserven la información y la memoria histórica. Para esta investigación fueron más los historiadores venezolanos que ignoraron las invitaciones para participar en esta entrega y aquellos que desestimaron aportar su testimonio, que los que finalmente se interesaron. El miedo natural a expresarse y la subestimación del alcance del periodismo dentro de las ciencias sociales descuida entre tantos ítems olvidados -de una Venezuela en emergencia- la necesidad del fortalecimiento de la verdad. Esa que también en Nicaragua se sobrepone con fuerza a confiscaciones y al fake news, para dar soporte y legitimidad a los hechos históricos de hoy que se leerán mañana. En virtud del acervo, la cultura y la identidad.
Con información de TalCual