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Cardenal Urosa: El TSJ dio un golpe a la democracia en Venezuela

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A juicio del arzobispo emérito de Caracas, Urosa Savino, el Covid-19 llegó a Venezuela en medio de otros “gravísimos problemas” de tipo económico, político y social: “Una inflación continua e indetenible; la altísima devaluación de nuestra moneda; la muy baja producción agropecuaria nacional y, por consiguiente escasez y altos precios de los alimentos”.

En ese orden, denunció el aumento de “la desnutrición infantil”; y lo que considera un problema insólito e inaceptable en un país petrolero: “escasez de gasolina para el transporte, y de gas para uso doméstico. Todo se ha hecho más difícil”.

Urosa también habló del problema político que estima “cada vez peor”.

“Ahora hay dos Asambleas una legítima de directiva opositora y otra de directiva gobiernista. Todo más confuso y difícil”. Además, dijo el Purpurad venezolano, “en esos tiempos de pandemia, el gobierno ha arreciado su ataque a los políticos de oposición, especialmente al diputado Guaidó, presidente de la Asamblea Nacional legítima y presidente encargado de Venezuela, aunque no reconocido así por el actual gobierno”.

Mencionó que ha habido arrestos y también ataques a gente del entorno de Guaidó, “como allanamientos a las residencias de algunas de esas personas y de sus familiares; se acosa a los periodistas para impedir que registren y difundan los atropellos y problemas actuales”.

TSJ dio un golpe a la democracia

Igualmente dirigió sus palabras hacia el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ), cuya Sala Constitucional, a través de la sentencia número 0068, declaró el viernes 5 de junio, omisión inconstitucional de la Asamblea Nacional en la designación de las autoridades electorales.

“Y ahora el Tribunal Supremo, de mayoría chavista, ha asumido la potestad –establecida en la Constitución-, de designar ellos el nuevo Consejo Nacional Electoral, quitándosela a la Asamblea Nacional, a quien le corresponde en primer lugar”. “Esto es un fuerte golpe a la democracia venezolana”, enfatizó Urosa, en la entrevista que sigue a continuación.

¿Por qué hay pocos casos de Covid 19 en Venezuela?

Gracias a Dios en Venezuela, según cifras oficiales tenemos al 6 de junio sólo 2316 contagiados. Esto es poco, si lo comparamos con otros países hermanos en América Latina. A mi juicio esto se debe a varios factores. En primer lugar, por razones de orden económico y también de problemas con otros gobiernos, política internacional, los vuelos internacionales tanto a Estados Unidos como Europa se habían reducido mucho en los últimos meses; por eso llegaron a Venezuela pocos viajeros contagiados. Pero la razón principal es que acertadamente el Gobierno actuó bien, decretando la cuarentena a tiempo. De hecho hasta hace aproximadamente tres semanas, los contagios no llegaban a 500 personas.

Los contagiados han aumentado debido al regreso en estas últimas semanas  de muchos hermanos venezolanos desde otros países, como Brasil, Colombia, Ecuador, y Perú donde la pandemia tiene mayor fuerza. El mayor porcentaje de enfermos de Covid son ahora personas que han regresado al País. Y este aumento de contagios exige entonces mayor precaución.

¿Es la presente pandemia de Covid 19 el problema más grave de Venezuela?

Sin duda, es un gravísimo problema nacional de salud, pero, no es sin embargo el peor problema de Venezuela. El Covid nos llega en medio de gravísimos problemas de tipo económico, político y social. Una inflación continua e indetenible; la altísima devaluación de nuestra moneda; la muy baja producción agropecuaria nacional y, por consiguiente escasez y altos precios de los alimentos. La desnutrición infantil en aumento. Además, un problema insólito, inaceptable en un país petrolero: escasez de gasolina para el transporte, y de gas para uso doméstico.  Todo se ha hecho más difícil.

Y el problema político es cada vez peor. La Conferencia Episcopal Venezolana ha señalado esta realidad, y, en nuestros documentos oficiales de julio de 2019 y de  enero de 2020, hemos exigido la salida del actual gobierno, y la realización de elecciones presidenciales limpias, en condiciones de transparencia y equidad. Pues bien: en vez de acoger estas exigencias, el oficialismo realizó en enero de este año un asalto se puede decir, a la Asamblea Nacional, de mayoría opositora. Ahora hay dos Asambleas una legítima de directiva opositora y otra de directiva gobiernista. Todo más confuso y difícil.

Pero además: en esos tiempos de pandemia, el gobierno ha arreciado su ataque a los políticos de oposición, especialmente al Diputado Guaidó, Presidente de la Asamblea Nacional legítima y Presidente encargado de Venezuela, aunque no reconocido así por el actual gobierno. Ha habido arrestos, y también ataques a gente de su entorno político, como allanamientos a las residencias de algunas de esas personas y de sus familiares; se acosa a los periodistas para impedir que registren y difundan los atropellos y problemas actuales. Y ahora el Tribunal Supremo, de mayoría chavista, ha asumido la potestad – establecida en la Constitución -, de designar ellos el nuevo Consejo Nacional Electoral, quitándosela a la Asamblea Nacional, a quien le corresponde en primer lugar. Esto es un fuerte golpe a la democracia venezolana.

De manera que el Covid es un problema más. Porque tenemos otros más graves. Mueren cien veces más personas al mes por la violencia criminal en nuestras calles, que las fallecidas hasta ahora por el Covid, algo más de una veintena solamente.

¿Cómo está en general la atención a la salud del pueblo?

Lamentablemente es muy deficiente. Los hospitales públicos, que hasta hace unos 15 años funcionaban bastante bien, se han ido deteriorado muchísimo, y ahora tienen gravísimas deficiencias. Tienen pocos médicos; en muchos no hay agua ni buena alimentación; hay serias fallas de medicinas, insumos y material médico. Y además, en las farmacias hay escasez de medicinas y estas tienen precios altísimos. De manera que nuestra situación en este campo es mala.

¿Con estas dificultades, cuales son los retos de la Iglesia en Venezuela?

Son muchos. Yo los presento en dos grandes retos: El primero, hacer nuestra tarea principal, lo que más nadie puede hacer: la atención religiosa del pueblo, la evangelización y la santificación. Tenemos el reto de intensificar nuestra labor evangelizadora y santificadora. Llevar ahora más que nunca el mensaje salvífico de Jesucristo, kerygma, evangelización y catequesis. Y los dones sacramentales  de Cristo a nuestro pueblo. Pero además, infundir y sostener la esperanza de los fieles en el amor,  y cercanía  de Dios.

Y el segundo reto, la urgente e imprescindible pastoral social. Tenemos que seguir hablando y trabajando por los derechos de la gente, defender a los pobres y a todos los ciudadanos de los abusos del Estado. Además, continuar e intensificar nuestra labor social asistencial y promocional, así como la labor educativa. En resumen, ¡seguir siendo buenos pastores del pueblo venezolano!

Con información de 800Noticias

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