Zapateros de Cumarebo
Dr. Ernesto Faengo Perez
La palabra zapato parece venir del árabe sabbat que significa cuero adobado, otros opinan que proviene del turco bashkirio que significa zueco de corteza de tilo Zapatero se refiere a la persona que fabrica, repara o vende zapatos. Expertos en la materia aseguran que los zapatos se inventaron hace aproximadamente 40 mil años. Los primeros prototipos de zapatos eran suaves, hechos de piel envolvente y su forma era muy parecida a lo que actualmente conocemos como sandalias o mocasines.
En la Edad Media, el oficio de zapatero era considerado como una profesión de alta clase, privilegiada, y bien remunerada, pues no todos obtenían el dominio artesanal para brindar un buen calzado a las personas que tenían que realizar largos viajes o cosas similares.
Hasta 1850 los zapatos se hacían rectos, lo cual significaba que no había diferenciación entre usarlos en el pie izquierdo o en el pie derecho. Pero la búsqueda por mejorar la calidad y por contribuir a un mejor desempeño de las actividades de trabajo, hizo que a medida que se acercaba el siglo XX, los zapateros pudieran mejorar la comodidad de los pares elaborando zapatos específicos para cada uno de los pies.
Con la llegada del siglo XX, el calzado cambió drásticamente, los zapatos de mujer eran arqueados, sofisticados y hechos para resaltar el pie. Los tacones delicados se estrecharon a medida que avanzaba la década. A medida que la presencia femenina en los lugares de trabajo creció en las últimas décadas del siglo XX, también lo hicieron sus tacones, sin embargo, las tendencias del calzado masculino eran marcadamente estáticas,
Según las notas recogidas en el libro inédito sin publicar “Vivencias y Ocurrencias zamoranas” del cronista oficial del municipio Zamora licenciado Alfredo Jiménez Marín, a finales del siglo XIX y comienzos del siglo XX en Cumarebo se establecieron los primeros zapateros provenientes de las islas antillanas, Fon Weffer, Generoso León, Pieri Yance y Pietro Leo, este último tenía su taller en las esquinas de las calles Guzmán y Urdaneta, aún existe esta vivienda donde habitó el conocido cultor zamorano Mon Hernández. Pieri Yance era también un notable y excelente ejecutante del acordeón.
Por los años 1933, 1934 llegó a Cumarebo otro zapatero Pedro, Pedrito Olavez y montó en la calle Bolívar esquina Cruz Verde un taller de zapatería que con el tiempo se convirtió en una gran escuela formando zapateros profesionales, posteriormente en ese mismo sitio funcionó la primera “industria del zapato” donde destacaron un conjunto de principiantes que llegaron a ser unos grandes “fabricadores” de zapatos, entre ellos, los hermanos Santeliz, Minche Blanco, Sansón, Coyo, Monche Barbera, Juvenal Patiño, Pio Davalillo de procedencia Holandesa, Mon Álvarez, quien se especializó en calzados para damas, Pedro Colina un trinitario de apellido Touzent, Ñeco Corona, Aníbal Figueroa. y otros. En el Taller de Pedrito Olavez trabajaron dos maracuchos Castor Villasmil y Sergio Perez, apodado el doctor por la finura de sus cortes en el material para elaborar los zapatos.
Posteriormente llegaron Roque Olavez, Leopoldo Olavez, hermano de Pedrito y padre de Gabriel Olavez todos ellos dedicados a la profesión de zapateros
También desarrollaron la profesión Popó Cohén y un conjunto de cumareberos que dieron realce y estilos a los pies de los zamoranos, destacándose una pareja, marido y mujer, que se convirtieron en personajes populares Francisco Ardao y Paula de Ardao, establecieron su taller en la calle La Paz, en un local cerca donde hoy funciona la emisora La Perla, Francisco elaboraba la estructura del zapato y su mujer Paula, los cosía, se especializaron en remendar zapatos viejos, sustituyendo la suela por goma de cauchos de automóviles que hacia los zapatos más duraderos, cosa que agradaba a los carteros de la época, Teófilo Guanipa y Julio Pernalete, eran además unos grandes “bebedores” de caña clara, algo parecido al cocuy de hoy, costumbre que no les impedía realizar su trabajo con responsabilidad y precisión. tenían una contextura física muy delgada, eran sumamente “flacos”, los muchachos de la época cuando pasaban frente al taller los molestaban pidiéndolos un hueso, cosa que los enfadaba y les perseguían con los cuchillos de cortar el material, pero nunca hirieron ni afectaron a ninguno,