Políticos sin corbata, por Ernesto Faengo Perez
El origen de la corbata se remonta a los croatas en el siglo XVII, aunque otras fuentes sostienen que los egipcios y los romanos ya se anudaban prendas al cuello. Pero fue en la Revolución Francesa donde la corbata se puso de moda. Cuentan que los revolucionarios las usaban negras y los contrarrevolucionarios blancas. Políticos de derecha y de izquierda las han usado a lo largo de los tiempos. El nombre viene del italiano corvatta, derivado de croata (por su origen), que en Francia se denominó cravatte.
Uno de los convencionalismos sociales aceptado por la sociedad moderna fue la forma de vestirse y comportarse en ciertos actos privados o públicos de acuerdo al grado y significación de los mismos, para acontecimientos importantes o actos públicos como celebrar o conmemorar fechas patrias, juramentación de gobernantes, sesiones del parlamento, bodas u otros actos se estableció la obligación de acudir con “Traje formal” es decir los caballeros con flux y corbata y las damas con una vestimenta adaptados al hecho y las circunstancias
Vestir bien, formalmente, hasta hace tres décadas en los gobernantes y altos funcionarios públicos se consideraba un símbolo de personalidad, elegancia, respeto, importancia, sobriedad, prestigio y categoría, hoy los políticos han abandonado esta “costumbre oficial” visten de manera “casual y sencilla” asisten ataviados envueltos en “ropa deportiva” en cualquier acto público muchas veces desluciendo la formalidad y sobriedad de los mismos y confundiendo la humildad con lo banal y simplista. Así a muchos políticos les da igual su vestimenta tanto en actos para conmemorar fechas patrias, celebraciones históricas o protocolares como cuando concurren a cualquier acto privado, o un restaurante donde los camareros están mejor vestidos que ellos. “Dan ganas de sentar a los camareros y que los políticos sirvan las mesas.” decía en una entrevista un crítico de moda español. Algunos señalan estos hechos como avances de la civilización, adaptaciones a la realidad de la vida en la sociedad moderna actual, formalismos desvinculados de ortodoxias o normas sin complejos en elocuente desafío a las formas, al protocolo y a la tradición. Hoy, si usted quiere estar “en onda” tiene que aprobar la invasión de la moda “sport”. concluye Gutiérrez-Rubí, “la ropa no hay solo que ponérsela, sino vivirla, mimetizarse con ella como si fuese una segunda piel, no como una armadura o un corsé”La corbata parte y símbolo del buen vestir durante más de tres siglos por culpa de los políticos “transparentes” y sus asesores de moda es considerada innecesaria en la vestimenta actual y está a punto de ser desechada. El ocaso de la corbata es por lo tanto un fenómeno irreversible: Diputados, senadores, ministros, ejecutivos y periodistas de la televisión se exhiben ante sus audiencias libres de tan incómodo ornamento, que tuvo su edad de oro en la primera mitad del siglo XX. un símbolo latino de este desuso es el ex presidente Pepe Mujica de Uruguay quien nunca usa corbata y justifica su posición con esta irónica y lapidaria frase “la corbata es una servilleta bien incómoda”