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Médicos venezolanos en alerta por casos de ejercicio ilegal de la medicina

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Han transcurrido dos semanas desde el 8 hasta el 21 de diciembre, en las que el fiscal del chavismo, Tarek William Saab, confirma la detención de tres sujetos que se hacían pasar por especialistas y dos de ellos llevaban varios años ofreciendo sus servicios en Barquisimeto.

El gremio médico alerta sobre el desprestigio que implica el ejercicio ilegal de la medicina y advierte sobre los riesgos en los pacientes que empiezan desde un diagnóstico errado con un tratamiento sin efectos o tienda a prolongar complicaciones en la enfermedad o trastorno, hasta el punto de inducir a la muerte.

Sin manejar una data exacta, los especialistas comparten los temores a partir de los recientes casos, donde se involucra a Harold Charinga Martínez, en Carabobo, a principio de diciembre. Pero luego la atención se centra en Lara, con el allanamiento practicado a Elvis Blanco, quien atendía como psicólogo, neuropediatra y terapeuta de parejas con títulos de egresado de la UCV, especializaciones y doctorado. Mientras ayer se conoció de la aprehensión del supuesto odontólogo, Oswaldo José Aponte, quien era reconocido por atender a personalidades regionales de la comunicación en el centro de estética dental Caudeli, una clínica clandestina.

Según Saab, a Aponte se le imputan los delitos de estafa, usurpación de funciones, oferta engañosa y asociación para delinquir. Más tarde, el fiscal anunció en sus redes sociales que funcionarios del Cicpc, sede San Juan de Barquisimeto, capturaron a un hombre al que identificó como Yohan Linárez, supuesto cómplice de Aponte.

Según explicó Saab, Linárez captaba clientes a quienes ofrecía servicios ondontológicos y los llevaba donde Aponte. Por su complicidad deberá enfrentar la justicia por los delitos de coautoría de estafa, usurpación de funciones, oferta engañosa y asociación para delinquir.

Otro de los casos alarmantes registrados en Lara ocurrió en el 2020, cuando Christian Guédez, supuesto médico integral comunitario, extraía bolsas de sangre del Banco de Sangre del Hospital Central de Barquisimeto para venderlas a pacientes hospitalizados.

Pero el caso de Blanco, detectado el pasado 12 de diciembre fue uno de los más sonados, pues sin la calificación profesional atendía a niños y adultos con trastornos mentales u orientación de conducta, un tema delicado que se venía realizando de vieja data desde la Unidad de Diagnóstico Psicológico y Neurológico Integral “Grupo SER”, cercano a la avenida Pedro León Torres. A principio de 2016, ya se tenía registrado el caso de un niño de 7 años con la confirmación de un diagnóstico de trastorno de déficit de atención y ansiedad, a quien solamente le fue indicado el consumo de Flores de Bach para calmar tantas energías. Luego el menor fue tratado con otra neuropediatra, quien además de analizar el electroencefalograma, le indicó las dosis diarias de carbamazepina o tegretol.

Tales registros fueron desde el sector privado, pero los especialistas siguen insistiendo en la necesidad tanto en centros asistenciales públicos y en clínicas, sobre la necesidad de confirmar que los especialistas se encuentren colegiados, además de las debidas actualizaciones de estudios de posgrados que confirmen dicha experiencia. Las credenciales corroboradas que permitan hasta descartar la posibilidad de un intruso, que suele ser un médico cirujano, como si se tratara de un especialista.

Lee la nota completa en LA PRENSA DE LARA