La Tierra alcanza hoy su mayor velocidad: 110.700 kilómetros por hora
Las leyes de Kepler nos enseñaron a predecir el movimiento de los planetas en torno a sus estrellas. Gracias a este genial astrónomo y matemático alemán, hoy sabemos que la velocidad de traslación de la Tierra varía según estamos más o menos cerca del Sol. Porque nuestro planeta gira alrededor del Sol, describiendo una órbita elíptica de 930 millones de kilómetros, a una velocidad media de 107.280 kilómetros por hora, lo que supone recorrer la distancia en 365 días y casi 6 horas, de ahí que cada cuatro años se cuente uno bisiesto.
Pero este martes, concretamente a las 07.52 hora española, nuestro planeta pasará por el perihelio -o punto más próximo a nuestra estrella, a unos 147 millones de kilómetros-, acelerándose su viaje hasta los 110.700 kilómetros por hora, acelerando 3.420 kilómetros por hora sobre la velocidad media.
Por el contrario, el próximo 4 de julio la Tierra pasará por su afelio -la distancia más lejana del Sol en su órbita-, lo que le alejará a unos 5 millones de kilómetros más, lo que provocará que su velocidad se reduzca hasta los 103.536 kilómetros por hora, más de 7.000 kilómetros por hora de diferencia.
Porque Kepler se dió cuenta de que la línea que conecta a los planetas y al Sol abarca igual área en igual lapso de tiempo. Esto significa que cuando los planetas están cerca del Sol en su órbita, se mueven más rápidamente que cuando están más lejos. Así, la velocidad orbital de un planeta será menor, a mayor distancia del Sol, y a distancias menores la velocidad orbital será mayor.
¿Por qué hace frío si estamos más cerca del Sol?
Otra pregunta en el aire: ¿por qué hace tanto frío si estamos tan cerca del Sol? Aquí, la respuesta viene dada por la inclinación del eje de rotación de la Tierra, lo que determina las estaciones y temperaturas. Por eso, no hay que olvidar que aunque en el hemisferio norte estemos en invierno, en el sur es verano. Como el eje de la Tierra está dirigido al mismo lugar con el trascurrir del año, la Tierra está iluminada de manera diferente en cada hemisferio según en la misma época del año: en un lugar de la órbita el polo norte está inclinado hacia el Sol (y en el hemisferio norte la luz del Sol incide más perpendicularmente, además de que las noches duran menos) y 6 meses después está apuntando hacia el otro lado.
Al estar un poco más cerca del Sol, recibimos un poco más de luz y también de calor. En concreto la Tierra recibe un 6,8% más insolación en perihelio (cuando estamos más cerca) que en afelio (cuando estamos más lejos). Así que los inviernos en el hemisferio norte son un poco menos fríos de lo que serían si la órbita de la Tierra fuese circular y estuviésemos siempre a la misma distancia del Sol. Ocurre algo equivalente en verano: no son tan calurosos (en el hemisferio norte) como deberían si la órbita fuese circular. En el hemisferio sur ocurre lo contrario.
También podríamos apreciar que estamos más cerca del Sol comparando el tamaño aparente de la estrella: al estar más cerca, se ve un poco más grande. Sin embargo, es un fenómeno casi imperceptible a la vista.
Por abc.es