Informe Desnutrición 2021: 90,1 % de los presos venezolanos no han consumido frutas ni verduras desde su detención
Según la Encuesta Nacional de Condiciones de Vida (ENCOVI), desarrollada por el Instituto de Investigaciones Económicas y Sociales (IIES) de la UCAB (2019-2020), en los hogares venezolanos hay un 74% de inseguridad alimentaria, por lo que los valores de la desnutrición crónica han puesto a nuestro país al mismo nivel que África.
Esa misma encuesta reveló que el consumo nacional promedio de proteínas es sólo el 34,3% del requerido. De esta dantesca situación no escapan los privados de libertad de 34 cárceles ubicadas en el territorio nacional, lo cual quedó plasmado en el Informe Desnutrición 2021: El hambre azota a la población reclusa venezolana, una investigación efectuada por el Observatorio Venezolano de Prisiones (OVP).
La información de este informe fue obtenida a través de los privados de libertad, familiares, abogados y miembros del equipo del OVP, así como también se entrevistó a especialistas de la salud.
Carolina Girón, directora del OVP, presentó el informe en una rueda de prensa, donde recordó que el Estado es el responsable de la alimentación de las personas que se encuentran bajo su custodia, debido a que es un derecho humano y está establecido tanto en la legislación venezolana como en las leyes, normas y pactos internacionales.
Girón destacó que para el primer trimestre del 2021 existe un 177,07% de hacinamiento. Considerando además que las cárceles venezolanas no cuentan con la infraestructura ni con las políticas para mantener los estándares mínimos de reclusión para que las personas cumplan sus condenas con dignidad.
De la misma forma no se cuenta la infraestructura necesaria y debidamente acondicionada para ingerir y servir los alimentos en prisión. Debido al nivel poblacional y la falta de mantenimiento y planificación en las cárceles del país, los espacios destinados como áreas de comedores en la mayoría de las cárceles se encuentran deshabilitadas o reservadas para reclusos(as) que obtienen algún privilegio, ya sea por el cobro de una cuota monetaria o por el trabajo realizado.
Es por ello que los presos terminan comiendo en sus celdas o cocinando en las mismas, improvisando cocinas u obteniendo cocinas eléctricas a través de sus familiares.
La abogada y defensora de Derechos Humanos recalcó que, a pesar de ingeniarselas para improvisar una cocina, los presos no tienen gas. Es por esta razón que deben cocinar los alimentos con leña, cuyo uso constante puede generar enfermedades cardiovasculares y respiratorias.
En los penales venezolanos tampoco se cumple con los mecanismos básicos y necesarios para la conservación y manipulación de alimentos, lo que propicia que los alimentos se contaminen con mayor facilidad. Se develó que en el 76,8% de los casos no hay medidas de higiene ni manipulación correcta de alimentos.
“No es como las películas que cada preso tiene una celda, en Venezuela hasta construyen sitios dentro de la cárcel para tener una privacidad”, destacó la directora de OVP a la par que indicó que Venezuela es el único país donde existen dos tipos de cárceles.
Prensa Observatorio Venezolano de Prisiones