Concejales. Para qué?, por Ernesto Faengo Pérez
La confianza y credibilidad del Concejo Municipal se concreta con la labor legislativa, social y política de los concejales. Si los vecinos no pueden percibir esas funciones de manera transparente, abierta a las comunidades y con resultados que evidencien la inclusión social, la democracia pierde y se debilita progresivamente.
La CRBV o la LOPPM expresamente señalan al municipio como una unidad primaria y autónoma y establece su competencia para gestionar todas las actividades y servicios que requiere esa entidad geo política es decir «gobernar y administrar los intereses propios de la vida local», los concejales, como actores políticos, siempre han tenido suficientes herramientas legales para asumir junto al alcalde un rol efectivo desde el ámbito local o comunitario, otra cosa es que ese concejal padezca de inopia mental que limita su formación cultural en la representación popular que ejerce.
Administrar los intereses propios de la vida local incluye todo lo que sucede en el municipio, para ello su aplicación se ejecuta desde el concejo municipal a través del Plan de gobierno del alcalde desarrollado través de ordenanzas, acuerdos, asambleas de ciudadanos, sesiones especiales, cabildos abiertos.¿Cuántos concejales han abordado el debilitamiento del principio de autonomía municipal? ¿Cuántos han propuesto de manera real y efectiva convocar cabildos abiertos ?, promover una mayor inclusión de los vecinos en el debate de las sesiones, sean estas ordinarias o extraordinarias, para darle derechos de palabra, para que con información, los vecinos puedan asistir libremente y presenciar las sesiones; e, incluso, podrían facilitar su incorporación en las comisiones permanentes o a través de la promoción de las comisiones vecinales para supervisar los servicios públicos municipales tan deficientes y olvidados.La democracia no se fortalece con concejales haciendo reuniones sociales intrascendentes para publicar fotos en redes sociales sino se establece un plan de acción seguimiento y control de esa actividades, se fortalece cuando el ciudadano siente que hay un resultado social, político o económico, como consecuencia de un marco legislativo y como resultado de un debate político incluyente, en el que los consensos logran identificarse, aun cuando tal labor suponga una tarea compleja.
Para ello no se necesita pedir permiso a nadie, ni formar parte de fracciones mayoritarias ni tener anuencia del alcalde o del gobernador, es un mandato legal y social, es un imperativo usar esa tribuna abierta y publica que tiene el concejal para cumplir su obligación como vocero de la comunidad que confía y aspira soluciones practicas y posibles a sus exigencias.
En tiempos oscuros y adversos para la democracia local, como estos que experimentamos los venezolanos, es vital contar con concejales que asuman su función con inteligencia, pulcritud y sabiduría, para ello necesitan formación, estudio, dedicación y conocimiento de su municipio y de sus funciones y atribuciones propias, muy sencillo.